El ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, ha asegurado que su país no apoyará la renovación de las sanciones individuales de la Unión Europea contra Rusia por su invasión militar de Ucrania, a la par que ha adelantado que Budapest también se opone a más ayudas financieras a Kiev durante el proceso de paz. Szijjarto, que se encuentra de visita en Washington, ha manifestado el rechazo de su país a extender las sanciones contra individuos rusos y bielorrusos, pues considera que estas medidas no hacen más que "obstaculizar los esfuerzos de paz". Por esta misma razón, el ministro magiar ha rechazado nuevos paquetes de ayuda financiera a Ucrania, alegando que solo refuerza las posiciones de Kiev en vez de remar a favor de un acuerdo de paz. Fuentes europeas explican que Hungría pide un giro en la política europea ya que con las conversaciones de paz lanzadas por Estados Unidos la situación ha cambiado drásticamente y no hay necesidad de aprobar más iniciativas de apoyo a Ucrania. "No apoyaremos que se gaste dinero de los contribuyentes europeos para prolongar la guerra", ha aseverado un Szijjarto que considera además que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha servido para orientar la política mundial hacia la paz, mientras que los "liberales europeos partidarios de la guerra" tratan de bloquear estos esfuerzos. "Estamos más cerca que nunca de una solución, ya que las conversaciones directas entre Estados Unidos y Rusia han reavivado la esperanza de paz", ha analizado, según ha detallado el portavoz del Gobierno de Hungría, Zoltan Kovacs, en su perfil oficial en la red social X. Por otro lado, el ministro de Exteriores húngaro ha criticado también a Bruselas por "incumplir" sus compromisos en materia de seguridad energética, que pasaban por incluir a Hungría en las negociaciones para reanudar el tránsito de gas ucraniano. Según Szijjarto, a las reuniones tan solo asistieron representantes de Eslovaquia y Hungría. La Unión Europea ha aprobado a lo largo de los últimos casi tres años una serie de sanciones contra los intereses de Rusia en el continente, y también contra cientos de personas vinculadas al Kremlin, por lo que aplica restricciones contra casi 2.400 individuos y entidades rusas. Budapest ya tensó la cuerda a finales de enero cuando amagó con torpedear la renovación de las sanciones económicas europeas y la congelación de activos rusos que expiraban en días, asunto que los 27 sortearon tras pactar una declaración en la que se comprometen con la seguridad energética de Hungría.
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