MADRID, 21 (OTR/PRESS) Hay hombres que pasan por la vida dejando una huella imborrable, y ese es el caso de Francisco. El Papa ha muerto dejando una estela de desolación y añoranza y también la incertidumbre sobre cómo será la Iglesia a partir de ahora, es decir una vez que los cardenales elijan un nuevo Papa. Saben, pienso que Francisco ha elegido el momento de morir, y lo ha hecho horas después del Domingo de Resurrección, un día clave para los católicos. Es como si hubiera decidido resistir hasta ese momento. Y se ha ido después de regalarnos la última bendición "urbi et orbi" desoyendo los consejos de los médicos, que le habían recomendado descansar. Pero Francisco no se ha ido sin antes recordarnos cuáles han sido las prioridades de su Papado. De manera que escribió el mensaje pascual que no pudo leer pero lo leyó en su nombre el arzobispo Ravelli, responsable de las celebraciones litúrgicas. En este último mensaje Francisco resumió sus preocupaciones y compromisos: palabras para y por la paz recordando el horror de las guerras que asolan el mundo. Palabras incidiendo en la violencia que, a diario, sufren mujeres y niños y sobre todo una vez más hizo clamó contra la crisis humanitaria que asola al mundo, y el "desprecio" que a veces se tiene hacía los más débiles, los marginados y los migrantes. La voz de Francisco ha sido la voz de quienes no eran escuchados. Este Papa no se ha cansado de defender a los migrantes, a todos aquellos que ya fuera a causa de la guerra, de la violencia o de la miseria han dejado sus países de origen intentando llegar a otros lugares donde vivir dignamente. Sí, Francisco ha sido la voz de los sin voz y por eso produce cierta desazón que los "sin voz" no encuentren otra "voz" tan autorizada, tan comprometida, tan potente como la del Papa. Francisco ha sido un Papa con "olor" a oveja, poco clerical, pegado a la realidad de la sociedad. Y ha sido valiente introduciendo algunos cambios que han aireado a la Iglesia acercándose a los problemas reales de los fieles. Para muchos sus "gestos" fueron demasiado lejos, para otros se quedó corto. Lo cierto es que Francisco abrió la puerta de la Iglesia a las realidades del mundo actual intentando buscar respuestas. Para ciertos sectores Francisco era un Papa de "izquierdas", para otros era un "peronista" de manual. Creo que se equivocan. Francisco optó por seguir a rajatabla el mensaje de Jesucristo y, por tanto, no se ha comportado como un "monarca" sino como un "pastor" siempre al lado de los más desfavorecidos. De manera que no podemos dejar de preguntarnos quién y cómo será el sucesor, si continuará la senda emprendida por Francisco o volverá a atrincherar a la Iglesia tras los muros del Vaticano. Esa es la cuestión. Yo les confieso que ya le echo de menos y que su muerte me ha llenado de desolación.
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