El personal administrativo de las universidades tiene mayor riesgo cardiovascular que el profesorado

El personal administrativo de las universidades presenta mayor riesgo cardiovascular que el personal docente e investigador de estas instituciones, según ha revelado un estudio realizado en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) por investigadores de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología, en colaboración con el Servicio de Medicina del Trabajo de la UCM.

El estudio, publicado en 'Workplace Health & Safety', ha analizado a 1.483 trabajadores de entre 40 y 69 años de la UCM, de quienes se han recogido variables sociodemográficas, factores de estilo de vida y factores de riesgo cardiovascular. El riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular se calculó mediante el sistema 'SCORE2'.

Los trabajadores se clasificaron según su categoría profesional, en personal docente e investigador (PDI) y personal administrativo (PAS), sexo o tipo de contrato, en funcionarios y personal laboral. El trabajo ha concluido que el riesgo cardiovascular del personal de la universidad varía en función de estas características.

Así, ha destacado que el riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular es menor en mujeres que en hombres, mayor en el personal administrativo que en el profesorado y menor en el personal laboral que en los funcionarios. Además, el personal administrativo, bien sean funcionarios o trabajadores no públicos, y el personal docente e investigador laboral realizan menos actividad física que el PDI funcionario.

La investigadora Marta Hernández Martín, del Departamento de Enfermería de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la UCM, ha señalado la carencia de estudios sobre el riesgo cardiovascular en población trabajadora universitaria, con algunas investigaciones realizadas hace más de cinco años o que parten de una muestra pequeña o no emplean índices "tan robustos" como el 'SCORE2'.

Según han avanzado los investigadores, las próximas líneas de investigación irán encaminadas a desarrollar nuevos estudios que integren otras variables relevantes, como la dieta o el sueño, con el fin de profundizar el análisis y proporcionar una visión más integral de la relación entre la actividad física y diversos factores que influyen en la salud cardiovascular.