MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
Los países deben aumentar sus políticas en adaptación con la financiación de 340.000 millones de dólares (casi 350.000 millones de euros) anuales hasta 2030 con el fin de evitar una “carnicería climática”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo este jueves esas consideraciones en un mensaje con motivo del lanzamiento de la séptima edición del ‘Informe sobre la brecha de adaptación’, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y dado a conocer pocos días antes de la 27ª Cumbre del Clima -conocida como COP27-, que se inaugurará este domingo en Sharm el-Sheikh (Egipto).
El informe señala que los esfuerzos globales en adaptación climática no están a la altura de los crecientes riesgos, por lo que los países deben aumentar drásticamente su financiación e implementación de acciones para ayudar a las naciones y las comunidades vulnerables a adaptarse a la “tormenta climática”.
El mundo se está quedando corto tanto para detener el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero como para iniciar los esfuerzos que se necesitan desesperadamente para planificar, financiar e implementar la adaptación a la luz de los riesgos crecientes.
“Las necesidades de adaptación en el mundo en desarrollo se dispararán hasta 340.000 millones al año para 2030. Sin embargo, el apoyo a la adaptación hoy en día representa menos de una décima parte de esa cantidad. Las personas y comunidades más vulnerables están pagando el precio. Esto es inaceptable”, señaló Guterres.
El máximo responsable de la ONU indicó que “es hora de una revisión de la adaptación climática global que deje de lado las excusas y tome la caja de herramientas para solucionar los problemas”.
“Necesitamos un aumento global en la inversión en adaptación para salvar millones de vidas de la carnicería climática”, comentó.
CUATRO MANERAS
Para Guterres, esa brecha en la adaptación climática debe abordarse a partir de la COP27 con cuatro maneras. Una de ellas es aumentando “drásticamente” la cantidad y la calidad de la financiación para las necesidades de adaptación de los países al cambio climático.
El año pasado, los países ricos acordaron duplicar el apoyo en adaptación de las naciones vulnerables a 40.000 millones de dólares (unos 41.000 millones de euros) al año para 2025. “En la COP27 deben presentar una hoja de ruta creíble con hitos claros sobre cómo se entregará, preferiblemente como subvenciones, no como préstamos”, precisó.
Además, recalcó que el mundo “necesita urgentemente un nuevo modelo de negocio para convertir las prioridades de adaptación en proyectos invertibles”, hacen falta “datos e información mucho mejores sobre el riesgo climático” y deben universalizarse los sistemas de alerta temprana dentro de cinco años.
Según Guterres, la Cumbre del Clima debe proporcionar “una hoja de ruta clara y con plazos determinados para cerrar la brecha financiera para abordar las pérdidas y los daños”. “Esta será una prueba de fuego central para el éxito en la COP27”, apostilló.
Por su parte, la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, indicó que “el cambio climático está golpeando a la humanidad con un golpe tras otro”. “El mundo debe reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar los impactos del cambio climático. Pero también debemos aumentar urgentemente los esfuerzos para adaptarnos a los impactos que ya están aquí y a los que vendrán", apostilló.
RIESGOS CLIMÁTICOS
Por otro lado, el informe del Pnuma destaca que más de 8 de cada 10 países tienen al menos un instrumento nacional de planificación de la adaptación, y son cada vez mejores y más inclusivos.
Un tercio de los 197 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc) han incorporado objetivos cuantificados y con plazos de adaptación. Mientras tanto, casi el 90% de los instrumentos de planificación analizados muestran consideración por género y grupos desfavorecidos, como los pueblos indígenas.
Sin embargo, los flujos de financiación de la adaptación internacional a los países en desarrollo son de 5 a 10 veces inferiores a las necesidades estimadas y la brecha sigue ampliándose. Los flujos de financiación de la adaptación internacional a los países en desarrollo alcanzaron los 29.000 millones de dólares (casi 30.000 millones de euros) en 2020, según informaron los países donantes, un 4% más con respecto a 2019.
Los flujos de financiación combinados para adaptación y mitigación en 2020 cayeron al menos 17.000 millones de dólares (casi 17.500 millones de euros) por debajo de los 100.000 millones de dólares (102.500 millones de euros) comprometidos a los países en desarrollo.
Las necesidades de adaptación anuales estimadas son de 160.000 a 340.000 millones de dólares para 2030 y de 315.000 a 565.000 millones de dólares para 2050.
Los autores del informe concluyen que se necesita una fuerte voluntad política para aumentar las inversiones y los resultados de la adaptación y que no se puede permitir que crisis como la guerra en Ucrania y la pandemia de covid-19 descarrilen los esfuerzos internacionales para incrementar la adaptación.
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