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Opus Dei: Comentario crítico a una carta (LX)

El latín, aparte de una fuente maravillosa de cultura, es una herramienta inigualable de confusión
Antonio Moya Somolinos
sábado, 11 de agosto de 2018, 11:13 h (CET)

Hoy vamos a hacer un inciso para desengrasar un poco el discurso. Pero siempre sobre el mismo tema.

A lo largo de los siglos, la Iglesia ha ido enriqueciendo la liturgia con múltiples oraciones, muchas de ellas, bellísimas. Hay una oración, compuesta por el Papa Gregorio XIII (1572-1585), destinada a prepararse para la Eucaristía. Está destinada al sacerdote, pero cada cual la puede hacer propia. Dice así:


Ego volo celebrare Missam, et conficere Corpus et Sanguinem Domini nostri Iesu Christi, iuxta ritum sanctae Romanae Ecclesiae, ad laudem omnipotentis Dei totiusque Curiae triumphantis, ad utilitatem meam totiusque Curiae militantis, pro omnibus, qui se commendaverunt orationibus meis in genere et in specie, et pro felici statu sanctae Romanae Ecclesiae. Gaudium cum pace, enmendationem vitae, spatium verae paenitentiae, gratiam et consolationem Sancti Spiritus, perseverantiam in bonis operibus, tribuat nobis omnipotens et misericors Dominus. Amen".


Como me imagino que para algunos puede ser algo difícil de entender esta oración en latín, paso a ofrecer una traducción en castellano:


"Quiero celebrar la misa y confeccionar el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo según el rito de la santa Iglesia Romana, para alabanza de nuestro todopoderoso Dios y de toda la asamblea triunfante, para mi bien y el de toda su Iglesia militante, para todos los que se han encomendado a mís oraciones, en general y en particular, y para el feliz estado de la santa Iglesia de Roma. Pedimos a nuestro omnipotente y misericordioso Señor la alegría y la paz, la enmienda de la vida, tiempo de verdadera penitencia, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo, la perseverancia en las buenas obras. Amén.".


Ahora vamos a fijar la atención en la última petición de esta oración, "perseverantiam in bonis operibus", esto es, "perseverancia en las buenas obras".


Ahora vamos a cambiar aparentemente de tema.


El fundador del Opus Dei, dentro de su actividad de copiar y pegar, hizo una breve recopilación de pequeñas oraciones del ritual y del misal romano para que los miembros del Opus Dei las rezasen diariamente. Estas oraciones son conocidas como "Las Preces del Opus Dei".


No son nada original, aunque haya mucha gente del Opus Dei que así lo crea. A mí siempre me gustaron y me gustan mucho, porque en muy pocos minutos se hace oración de adoración, de alabanza y de petición a cada Persona de la Santísima Trinidad, se piden cosas importantes, etc.


Lo malo que tienen es que están en latín y en el Opus Dei se rezan obligatoriamente en latín. La excusa que se da en el Opus Dei para esto es que así se vive mejor la universalidad del Opus Dei. A mi esto me parece una gilipollez, porque con esto, lo único que se consigue es que la mayoría de los miembros del Opus Dei, que no tienen ni idea de latín (como la mayoría de los cristianos), no se enteran de lo que rezan. Eso sí, como a la mayoría de la gente le fascina lo arcano y lo mágico, cuando se rezan las Preces en latín, más de uno flipa como si se hubiera chutado medio litro de LSD o como si tuviera un orgasmo espiritual.


Y no digamos si se rezan, como se establece en una de las notas al libro "De Spiritu" (uno de los famosos 46 libros de ese famoso pleito mercantil), "siguiendo la pronunciación romana", es decir, la de los monseñores y monseñorinos que andan ramoneando por el Vaticano con tonillo nasal y voz atiplada.


Si han de rezarse en latín, ¡coño!, que cada cual las pronuncie como le salga a los cojones, por ejemplo, con la pronunciación clásica de César, que mola bastante. ¿No tienen tanta libertad en el Opus Dei? Pues eso, menos uniformidad y más libertad de pronunciación, de expresión.


Pues no, se ha de hacer según la pronunciación romana, con pronunciación de cura-funcionario del Vaticano, porque así se vive más la unidad del Opus Dei y se hacen las cosas como las dejó establecidas san Josemaría, que odiaba las guitarras en la misa y no concebía otra música en la Eucaristía que la de los "cantos latinos".


Y no solo los cantos, sino la Eucaristía misma. Es sabido que cuando el Papa llevó a cabo la reforma litúrgica, san Josemaría obtuvo de la Santa Sede un permiso especial para seguir celebrando la misa según el rito tradicionalista del concilio de Trento, como los de Lefevre.


Por eso, me parece que esa obstinación en preferir que la gente del Opus Dei no se entere de lo que reza, a dejar de hacerlo en latín, tiene que ver con esa visión arcaica del fundador, opuesta a todo sentido común.


Cuando el concilio Vaticano II abrió las puertas al uso de la lengua vernácula en la liturgia, san Josemaría se opuso totalmente. De hecho, hoy día todavía se sigue celebrando la misa en latín en los centros del Opus Dei. Por lo menos hasta hace dos años, que es cuando yo me largué.


En honor a la verdad, hay que decir que no fue del concilio Vaticano II esta idea de celebrar la misa en lengua vernácula y acercar la belleza y los valores de la liturgia al pueblo, no siempre culto. No fue del Vaticano II, sino de Lutero. Sin embargo, fuera Lutero o el lucero del alba quien tuviera esa idea, lo cierto es que era una idea buena y de sentido común.


Sin embargo, en la Iglesia siempre ha existido el prejuicio de condenar todo lo que venga de alguien proscrito, en este caso, Lutero, aunque tuviera ideas que, consideradas en abstracto, fueran de sentido común y pastoral. Lutero tendría otras cosas negativas, pero hay que reconocer que la idea de celebrar la Eucaristía en lengua vernácula es una idea buena, por cuanto facilita que el pueblo conozca mejor la oración litúrgica.


Pensar que todo lo que venga de Lutero es malo, supone sectarismo; como también lo sería pensar que todo lo que viene de Lutero es bueno. Hay que escuchar a todos, porque no todos estamos totalmente en lo cierto ni totalmente equivocados. Hay que estar abiertos a descubrir la verdad en las cosas. Hay que darle la razón a quien la tenga, con independencia de quien sea, pues nadie es propietario absoluto ni de la verdad ni del error.


Hoy día, el asunto del latín está cayendo por su propio peso. Un momento que para mí se manifestó elocuente en este sentido, fue la renuncia del Papa Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013, en uno de los salones del Vaticano, ante un buen número de cardenales. El discurso de renuncia fue breve y pronunciado en latín. Se creó algo de confusión al final, pues quedó en evidencia que la mayoría de los cardenales no sabía latín porque no se habían enterado de lo que había dicho el Papa y se preguntaban unos a otros por el contenido del discurso.


Si los cardenales de la Iglesia de Roma, que son los que presuntamente más utilizan el latín, casi ya no lo saben ¿qué se puede esperar de la celebración de la Eucaristía en latín?


Es una pena que la Iglesia vaya en algunos aspectos a remolque del mundo. Lo del latín no ha terminado, ya que este sigue siendo la lengua oficial de la Iglesia. El concilio Vaticano II no la ha derogado, solo ha permitido las lenguas vernáculas en la liturgia.


De la misma manera, este verano el Papa ha modificado el punto 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica suprimiendo la aceptación de la pena de muerte en la doctrina católica por ser inadmisible, al atentar contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona humana, las cuales permanecen, aun habiendo cometido los crímenes más graves. Causa pavor que, en el Estado del Vaticano, la pena de muerte ha estado en vigor hasta tan solo el año 1969, en que Pablo VI la abolió.


Con estos dos ejemplos se puede ver que es una pena que en cuestiones que no comprometen la fe, desde la Iglesia o desde grupos de ella se fabriquen barreras que impidan la catolicidad, la universalidad y la apostolicidad del mensaje de Jesucristo. Ya bastantes problemas surgen fuera como para crear más problemas dentro, simplemente por culpa de mentes cerradas como la de san Josemaría.


Volviendo al asunto de las preces del Opus Dei y dejando de lado el tema de la pronunciación, a mí las Preces del Opus Dei me parecen muy bien como oración vocal. Cuando yo era encargado de grupos de supernumerarios, procuraba facilitarles traducciones de las preces, para que supieran qué es lo que rezaban. Siempre había alguno - en general, rancio, de la vieja guardia - que consideraba que yo no hacía bien ofreciéndoles traducciones por cuanto desde el Opus Dei no existía ninguna traducción oficial. A mí esa objeción siempre me pareció absurda, pues para traducir un texto del latín no hace falta ser una institución, sino simplemente saber latín o preguntar a quienes saben latín.


A pesar de que las preces del Opus Dei son un "corta y pega" del ritual y misal romanos, siempre ha existido un halo mágico en torno a ellas y al papelito en el que vienen impresas. Hace años era poco menos que un distintivo de pertenencia a la institución, hasta el punto de que, cuando alguien dejaba de pertenecer al Opus Dei, tenía que entregar al director el papelito de las preces. Una de tanta gilipolleces que, afortunadamente ha caído en desuso desde hace bastantes años.


Cualquiera que quiera conocer las Preces del Opus Dei, puede verlas hoy día colgadas en la página web del Opus Dei en el siguiente enlace: (https://multimedia.opusdei.org/pdf/es/preces.pdf ).


Ruego a quien las lea que se fije en la oración final, que dice exactamente así: " Gaudium cum pace, emendationem vitae, spatium verae poenitentiae, gratiam et consolationem Sancti Spiritus, atque in Opere Dei perseverantian, tribuat nobis omnipontens et misericors Dominus.


¿No es esta oración exactamente igual que la que elaboró el Papa Gregorio XIII como preparación para la misa, en el siglo XVI, y que desde entonces está en el misal romano?


LA RESPUESTA ES NO.


No es exactamente la misma. Solo difiere en CUATRO PALABRAS. Mientras que la oración de Gregorio XIII, en la última de las peticiones finales, decía textualmente " perseverantiam in bonis operibus", es decir, "perseverancia en las buenas obras", san Josemaría, en su "copia y pega" le ha dado el cambiazo al estilo sectario que le caracterizaba, cambiando esas CUATRO PALABRAS por estas: "in Opere Dei perseverantiam", que se traduce exactamente por "perseverancia en el Opus Dei", ya que me imagino que todo el mundo sabe que las palabras "Opus Dei" son la expresión latina de "la obra de Dios".


Aquí "Opere Dei" está en género ablativo, que de un modo exageradamente textual habría que traducir por "dentro del Opus Dei", es decir, que la expresión completa se traduciría como "perseverancia dentro del Opus Dei".


En una palabra, que a san Josemaría le importaban un pimiento las buenas obras, y lo que realmente le importaba era su obra, la Obra de Dios, el Opus Dei, de modo que más que perseverar en las buenas obras, lo que él entendía más importante era perseverar en el Opus Dei. Esto está en concordancia con otra frase suya, repetida hasta la saciedad, en la que garantizaba la salvación eterna a quien perseverase en el Opus Dei.


Este pequeño detalle da una idea del sectarismo del fundador del Opus Dei y del Opus Dei mismo, ya que para ir al cielo, lo que enseña el magisterio de la Iglesia es que hemos de morir en un acto de amor a Dios, morir en Cristo (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica nº 206). Sin embargo, san Josemaría lo ha sustituído por la pertenencia - y la "perseverancia" - a su organización, a su secta, hasta el punto de que los miembros del Opus Dei no piden diariamente a Dios "perseverar en las buenas obras", sino "perseverar en el Opus Dei".


Me imagino que comprenderá ahora el lector un detalle que no ha de pasar desapercibido. En la sentencia de 24 de enero de 2013 del juzgado nº 10 de lo mercantil de Madrid, en la que la magistrada obligó a OpusLibros a retirar de la página web 46 libros o publicaciones internas del Opus Dei por estar estas protegidas por los derechos de autor, al expresar el elenco de las publicaciones afectadas, divididas en cuatro apartados A), B), C) y D), al final del apartado A), y con el número 26, aparecen nada más y nada menos que LAS PRECES DE LA OBRA (véase la sentencia y el anejo aquí: http://www.opuslibros.org/PDF/28-1-13-1019.pdf ).


Pero vamos a ver, señores del Opus Dei: ¿No quedamos en que san Josemaría compuso estas oraciones tomándolas de la oración PÚBLICA de la Iglesia, tal y como aconsejaba en el punto 86 de Camino ("Tu oración debe ser litúrgica. —Ojalá te aficiones a recitar los salmos, y las oraciones del misal, en lugar de oraciones privadas o particulares")?

Entonces, si las Preces son un breve extracto de oraciones públicas de la Iglesia, ¿Cómo es que planteasteis un pleito mercantil reivindicando derechos de autor en una composición así? ¿Y como es que esa magistrada accedió a incluir en esa lista de publicaciones internas, sometidas a derechos de autor, unas oraciones que llevan cuatro siglos en el misal romano, recitándose en la misa por los sacerdotes antes de celebrarla?


¿No será acaso que, esas oraciones no son EXACTAMENTE las mismas que las del misal, aunque solo sea por diferir en CUATRO PALABRAS? Puede ser.


Quizá una sentencia como la 12/2013 fue la que precipitó que no hubiera más remedio que publicar en la web de la prelatura las Preces, tal y como se pueden ver. Era insostenible ver a las Preces en una lista de libros privados. Al fin y al cabo, como la mayoría de la gente, del Opus Dei y de fuera, no saben latín, ni saben la oración original de Gregorio XIII, tampoco caerán en la cuenta de ese pequeño - gran - cambiazo que san Josemaría le dio y que hemos comentado.


Una vez más, lo mismo que con los Estatutos del Opus Dei de 1950, hoy día parcialmente vigentes; lo mismo que con la renuncia al pontificado por parte de Benedicto XVI, para que la bomba de relojería de dicha renuncia fuese controlada y dosificada; y lo mismo que las Preces del Opus Dei, para que propios y extraños no sepan lo que rezan los miembros del Opus Dei; el latín, aparte de una fuente maravillosa de cultura, es una herramienta inigualable de confusión. Como siempre, la información es poder, y no es de extrañar que desde el Opus Dei se sigan manteniendo las Preces en latín, lo cual es una forma de tener desinformados a los miembros y a los no miembros acerca de lo que se reza en el Opus Dei. Y por supuesto, tal y como se ven las cosas, se reza.


El Opus Dei es tóxico, y opaco.


No se si el dato que ahora voy a dar es cierto. No tengo pruebas de ello y solo lo doy a modo de algo posible. Me refiero al seguimiento por Internet de OpusLibros. Como he comentado, san Josemaría, que vivía en el siglo pasado, jamás pudo imaginar que tan solo unos años después de su muerte llegase a existir algo como Internet, y como consecuencia de ello, que sus manipulaciones y ocultaciones llegaran a estallar por los aires a sus sucesores.


En las primeras notas internas del Opus Dei sobre OpusLibros, apenas le daban importancia, mencionando que era algo de poca entidad, unas 50 personas, unos muertos de hambre, caballeros mutilados, parias o como se les quiera entender.


Parece que ahora no lo ven así y les prestan algo más de atención. En esto se van pareciendo a Juan Pablo II, que durante el concilio Vaticano II se paseaba por el mismo con libros marxistas bajo el brazo. Al ser preguntado con escándalo por algunos obispos o monseñores rancios cómo era posible que llevase consigo esos "librorum prohibitorum", Juan Pablo II les respondía con gran sentido común que le interesaba mucho saber qué es lo que decía el enemigo en sus propias fuentes.


Pues eso, Ramón Herrando, a leer OpusLibros, aunque se lo prohibas a los chicos de esa guardería de adultos que tienes a tu cuidado. Por si te interesa, y ese es el dato que no tengo comprobado, en el Apartado 010, dedicado a Testimonios del contador de lecturas, he logrado situar siete de mis entregas entre los diez más leídos de los últimos días. Vaya, que ni los Beatles en sus buenos tiempos.

El enlace es este: (http://opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=Topics ).


Ya digo, que no se si será verdadero el dato, pero el apartado 010 ha tenido más de cuatro millones de lecturas, concretamente, en el momento de mirarlo yo, 4.336.669. No se si será cierto. Por otros indicadores, se que mis artículos los está leyendo bastante gente, en concreto, numerarios; no se cuántos, pero me da la sensación que la cruzada contra la transparencia por parte del Opus Dei está fracasando en los tiempos de Internet, y todo parece indicar que, como decía san Josemaría, "hay que oír las dos campanas y conocer al campanero". Pues eso, aplicaos el cuento. opacos, que sois unos opacos, coño.


Como hemos hablado de transparencia, me parece oportuno recomendar al lector un enlace, esta vez de un medio audiovisual. Me refiero a esos programas de "La clave", del periodista José Luis Balbín, en los comienzos de la democracia en España, en los que se hacía el sano ejercicio de mostrar las cosas tal y como las veían unos y otros, poniendo a dialogar a quienes tenían posturas enfrentadas sobre diversos temas para que, ante las cámaras, mostrase cada uno sus razones.


El Opus Dei, que siempre había alardeado de transparencia, no pudo negarse a acudir a la llamada de Balbín a dialogar ante las cámaras con sus detractores. Fue la única vez que lo hizo. Se ve que aprendió la lección y nunca más se ha sometido a un ejercicio de transparencia como ese. El programa se emitió en Antena 3 el 7 de febrero de 1992, cuando ya era inminente la ceremonia de la beatificación de san Josemaría.


Además del propio Balbín, intervinieron en dicho programa Benito Badrinas Amat, sacerdote numerario, Vicepostulador de la Causa de Beatificación de san Josemaría Escrivá; Alberto Moncada, sociólogo, ex numerario; José Luis Illanes, sacerdote numerario, Decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Pamplona; José Luis Martín Prieto, periodista; Miguel Fisac, arquitecto, miembro del Opus Dei de 1936 a 1955; Ricardo Estarriol, numerario y periodista; Carlos Albás, abogado y sobrino de san Josemaría Escrivá, Luis Carandel, escritor, autor del libro "Vida y milagros de Monseñor Escrivá de Balaguer, María Angustias Moreno, ex numeraria, autora de varios libros sobre el Opus Dei, Jesús Ynfante, ex miembro del Opus Dei y autor de un libro censurado por el régimen de Franco en el que se publicaban los estatutos secretos del Opus Dei de 1950.


Este programa es hoy día un testimonio importante sobre el Opus Dei. Por supuesto, en la página web de la prelatura no tienen recogidos estos programas. En OpusLibros, sí, y se pueden descargar, en cuatro trozos, desde este enlace: ( http://www.opus-info.org/index.php?title=Debate_del_programa_%22La_clave%22 ). También se puede ver en streaming en youtube, en este enlace ( https://www.youtube.com/view_play_list?p=BD5DC863C291EAC1&gl=ES&hl=es ) dividido en un total de 18 videos pequeños de unos diez minutos cada uno.


Si lo que se quiere es oirlo simplemente, hay este otro enlace de audio, que también es descargable ( https://www.ivoox.com/clave-opus-dei-audios-mp3_rf_3993999_1.html ).


Casi todos los que intervienen en ese programa ya han fallecido. Pero el programa ha quedado ahí, y las mentiras del Opus Dei han quedado inmortalizadas para la posteridad en esos videos.

Mañana seguimos comentando la carta de marras.

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