MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
El consejero delegado de OHLA, José Antonio Fernández Gallar, señaló este miércoles que China compite de manera "bastante desleal" en sus inversiones en terceros países porque "el 51% ha de ser público y vienen con la mochila de la financiación”, mientras que las empresas europeas compiten con una “bola de hierro atada al tobillo”.
Así lo indicó durante su intervención en del VI Congreso Iberoamericano del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi), en el subrayó la importancia de limitar la influencia de la “autarquía china” con valores "europeos" y recordó su estrategia “inteligente” de “irrigar” con dinero hasta 140 países. “Eso da idea de la penetración de China y del largo plazo de su planteamiento. El 51% ha de ser público y vienen con la mochila de la financiación”, señaló.
No obstante, aseguró que a las empresas chinas les “cuesta más” invertir en Latinoamérica porque “no es la misma cultura, ni la misma forma de hacer los negocios, ni la profesionalidad, ni conocen los planteamientos técnicos y jurídicos”.
Gallar señaló que el negocio de las infraestructuras se está recuperando ahora tras quedar “aletargado” con la crisis económica de 2008, ya que el mundo “necesita muchísimas infraestructuras” como carreteras, hospitales o transmisión de energía sostenible.
Señaló que líneas como la Global Gateway, impulsada por la Unión Europea (UE) para invertir 300.000 millones de euros en desarrollo de infraestructuras en todo el mundo, hay que combinarlas con las “barbaridades” de dinero que están “buscando inversión estable” y que surgen de pequeños ahorradores con planes de pensiones o de ahorro y que sólo necesitan “rentabilidad y estabilidad jurídica”.
En este sentido, destacó las inversiones en Latinoamérica y la “complementariedad” que supone hacer negocios con España, ya que este país tiene “más experiencia y algo más de financiación”, mientras que los países latinoamericanos tienen “más juventud, ilusión y una formación excepcional”.
Asimismo, indicó que Estados Unidos debe “darse cuenta” de que “tiene que aceptar toda esa inmigración que necesita” ya que, tras la pandemia, una “buena parte de la población” prefiere “no trabajar”, lo que está “complicando” la economía del país.
Apuntó que en ese país el negocio de las infraestructuras es "poco sexy”, ya que tienen otros negocios, como los tecnológicos, que les “convienen más”.
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