MADRID, 21 (SERVIMEDIA)
El investigador asociado de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) Miguel Ángel García ha advertido de los riesgos de reducir la jornada laboral de forma generalizada a todos los ámbitos de la economía, porque “tratar por igual al sector agrario que a los bancos no tiene ningún sentido”.
En declaraciones a Servimedia, este economista de Fedea valoró de este modo la reducción de la jornada laboral que quiere aprobar la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, para lo que ha convocado el próximo jueves a sindicatos y patronal, con el fin de abrir una mesa de diálogo.
El acuerdo de Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar recoge el compromiso de rebajar a 38,5 horas la jornada laboral máxima semanal para este mismo año, partiendo de las 40 actuales. De cara a 2025, la promesa es seguir bajando hasta las 37,5 horas.
“Cuando reduces el tiempo de trabajo de forma general, no tienes en cuenta que el tejido productivo no cambia de forma inminente con la medida”, indicó García, quien defendió que la jornada laboral debe ser una cuestión que se aborde en el seno de la negociación colectiva. “Son los trabajadores y empresarios de cada sector y de cada empresa los que saben lo que necesitan”, reforzó.
Además, rebatió a quienes son “defensores” de la medida y dicen que acortar el tiempo de trabajo mejorará la productividad. “Puede que eso suceda o no”, avisó este economista.
Asimismo, junto a su apuesta por la negociación colectiva para tratar estos asuntos, García sostuvo que “se debe conseguir primero una mejora de la productividad”, un ámbito en el que recordó que España tiene una brecha negativa con Europa. “Si mejora la productividad, las empresas pueden tener un excedente para afrontar la reducción de la jornada laboral. Pero pasa en algunas compañías y en algunos sectores, no en todos”, argumentó.
Para este investigador de Fedea, en la medida que se trabajará menos horas, el coste laboral volverá a subir, lo que podría dificultar la creación de ciertos puestos de trabajo por parte de las empresas.
SUBIDA DEL SMI
En este sentido, García valoró también la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) que acaban de pactar sindicatos y el Ministerio de Trabajo, de forma que aumentará un 5% este año con efectos retroactivos desde el 1 de enero, hasta llegar a los 1.134 euros por 14 pagas.
García lamentó que la medida se vaya a adoptar sin consenso con la parte empresarial, en alusión al rechazo de la CEOE, y, aunque reconoció que la decisión tiene “aspectos positivos” para los empleados que van a ganar poder adquisitivo, advirtió de que la revalorización no está exenta de riesgos.
Así, declaró que “los inconvenientes” están relacionados “con la menor creación de empleo que pueda haber en la economía” y afirmó que le “preocupan los efectos desiguales” que el alza del SMI “pueda tener por territorios y sectores”.
En este punto, expuso que “cuando subes el SMI estás poniendo un nivel mínimo de productividad” y afirmó que “si llegas, puedes entrar en el mercado laboral” pero si no, “tienes muchas más dificultades” para tener un puesto de trabajo. Por esta razón, manifestó que estos riesgos afectan especialmente a actividades de menor valor añadido y a personas de baja cualificación, que es precisamente a quienes más se quiere beneficiar con la subida del SMI.
El investigador de Fedea también resaltó que existen siete comunidades autónomas en las que el SMI ya ha rebasado la barrera del 60% de su salario medio, que era precisamente el objetivo que quería lograr el Gobierno con las subidas de la retribución mínima. Igualmente, destacó que el SMI en España es de los más altos de Europa en relación con su salario medio.
Por último, alertó de las inconveniencias de seguir subiendo el SMI sin que mejore sustancialmente la productividad, algo que está sucediendo de media a un ritmo anual de solo el 0,5%.
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