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Emilio Amezcua
Nacido en Madrid, ha residido en diferentes lugares de la península Ibérica por razones familiares. Licenciado en Derecho por la Universitat de València - Estudi General con Premio Extraordinario Fin de Carrera y Técnico Urbanista por el INAP, es Letrado adscrito al Ilustre Colegio de Abogados de Valencia en situación de colegiado ejerciente. Primero y durante más de cinco años fue empleado público en el ámbito de la Administración autonómica valenciana trabajando expedientes de contratación pública, tributos municipales, suelo y vivienda. Más tarde vivió la experiencia de expatriado en Guinea Ecuatorial asumiendo funciones de director de recursos humanos y asesoría jurídica en empresas relacionadas con el arrendamiento de vehículos y la gestión inmobiliaria. Y después de colaborar con despachos de abogados de diferente tamaño, ahora asume el rol de emprendedor encabezando su propia firma en el sector de la abogacía. Imparte clases y gusta escribir sobre temas jurídicos y otros que no lo son en divulgaciones científicas y otras publicaciones. Galardonado con varios premios por investigaciones jurídicas, en estos momentos prepara su tesis doctoral. |
El 11 de septiembre de hace dos décadas una desafiante punzada abrió paso al siglo veintiuno. Entre la estupefacción y la incredulidad, los husos horarios se detuvieron en el instante en que la ponzoña de la irracionalidad humana hirió de muerte a una de las dos columnas llenas de vida del Bajo Manhattan, fatídicamente colapsadas.
El COVID-19, un virus localizado inicialmente en China pero no un microbio con pasaporte chino por mucho que algunos insistan en esta idea, ha venido este año para trastocar muchísimas de nuestras rutinas.
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