Pues bien, en España hoy somos millones de españoles los que hicimos la transición política; quienes nacimos y vivimos durante el régimen de Franco; estudiamos, trabajamos y creamos nuestras familias para desarrollar y enriquecer a una España que ha disfrutado de la paz y convivencia de sus pueblos y regiones durante 40 años; quienes nos esforzamos también por construir una nueva nación democrática, europea, moderna y prestigiosa, enterrando y superando los trágicos enfrentamientos de una guerra que hace ya casi ochenta años desgarró a quienes desde uno u otro bando la protagonizaron y sufrieron.Seamos sinceros, a la mayoría de españoles nos es indiferente que los restos de Franco vayan a un panteón familiar siempre que se haga civilizadamente, de acuerdo con su familia y sin el peligroso incendio que el gobierno está avivando, al despertar peligrosos sentimientos de revanchismo por quienes incluso han nacido lejos en el tiempo, del régimen franquista.Lo que nos molesta y nos sorprende con gran tristeza y preocupación es el lenguaje guerracivilista de quienes ni siquiera han conocido al dictador, de quienes revisan la historia solo bajo su óptica, enalteciendo las injusticias que se cometieron en uno de los bandos contendientes pero ocultando hipócrita y falsamente las que se cometieron en el otro.