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Con carácter exclusivo, el materialismo y la enemistad tienen intereses egoístas, que nos repelen y nos impiden fraternizarnos. El odio sí que tiene patria vengativa; no obstante, el amor verdadero, todo lo universaliza con el lenguaje de la voluntad. A los moradores de este planeta, precisamente, lo que nos falta es ese reencuentro con nosotros mismos, para descubrir los valores comunes compartidos por toda la humanidad.
Esta filosofía japonesa consta de descubrir el sentido de la vida a través de un propósito donde se pueda encontrar un equilibrio entre lo que amas hacer, las pasiones, a lo que te dedicas, como tu profesión, y la vocación, esto con el fin de alcanzar una armonía con uno mismo. La palabra “iki”, significa vida, y “gai”, se refiere al mérito o valor.
Alguna vez siento ganas de gritar y siempre lloro de pena, hoy dormí 4 horas en la tarde que me hacían falta, me hicieron bien, lo sé, me reanimaron...
Cuando ustedes lean el presente artículo, ya se sabrá el resultado del partido final de la Copa mundial que se realiza en Qatar organizado por la FIFA. Unos celebrando la victoria y otros llorando no haber podido hacer lo deseado para evitar la derrota. Hoy, la mayoría en el mundo con gran expectación espera una final grandiosa.
Todo ser humano sueña con un mundo más equitativo y solidario, con unas condiciones de vida dignas y una armónica convivencia que active las relaciones entre las personas. Sin embargo, con demasiada frecuencia no sucede así. Por eso, el buen talante y la disponibilidad hacia las compasivas acciones, acrecienta el entusiasmo y nos llena de vida.
El mundo es diverso en todo, empezando porque cada ser es único y cada horizonte singular, pero al fin todo se complementa, por lo que se requiere unidad y armónica atmósfera. Por ello, es fundamental que cesen los conflictos, que la intransigencia deje de envenenar las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana en las sociedades.
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