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Un día del tiempo, con el ulular del viento, el ambiente sufrió cambios. Primero, no sabía quién era, después dónde estaba , por último no sabía si era ser humano o de nuevo animal. Como todo tiempo cotidiano, todo volvía a cambiar, y no comprendía por qué. Tal vez, añoraba que todo regresará al estado antiguo. Era el destino. Pero. Lo cierto, era cambiante de nuevo.
Un consuelo es una esperanza, como la de Sísifo, como también de Penélope, entre otras (os) que, incesantemente lucharon y lucharon hasta lograr sus objetivos. De tal suerte, la esperanza, es lo último que se debe perder, porque sino, nuestra mente podría colapsar, desembocar en una obsesión.
Hubo una historia de la vida real. Era una familia acomodada, adinerada, pro no millonaria. Ese día del tiempo ido, sucedió que, Julia invitó a su amiga Narcisa a estudiar a su casa, y regresar al día siguiente, ésta llegó, fue acomodada en un aposento. Las muchachas estuvieron estudiando, y al caer el crepúsculo la mamá de Julia les dijo: vengan a cenar, ya está servida la mesa.
Todo es lo mismo. Éramos un grupo de cuatro o cinco reunidos después de clases. Todos los días volteábamos a ver cuándo pasábamos hacia la cuneta de enfrente, en donde los zapatos negros seguían embelleciendo la ventana de vidrio de la tienda de la muchacha de ojos color almibarados.
La belleza del primer Científico de todos los tiempos, en el libro de Génesis, Dios expresó: “Haya luz, y la separó de la oscuridad y la llamó día, y a la oscuridad la llamó noche”. En ese sentido podría decir que el primer Big Bang fue creado por Él produciéndose un solemne resplandor.
No se puede asumir una situación de tal magnitud, dejando entrever que, las creaciones se hacen solas. Los científicos tienen sus méritos, en otros cánones, pero no es concebible estarle restando, arrebatando la obra maestra a la Creación de Dios. Estos nacieron después de la Creación. Y el “Big Bing” nunca puede ser creación, es un invento acomodado para restarle méritos a la Creación de Dios.
Siempre había deseado desde hace décadas escribir acerca de este tema, ahora tengo la oportunidad de hacerlo. Aquello, esto, ahora y siempre…, es una gran realidad que pernoctamos en el mismo Universo, incluyendo al Universo entre el mismo, con la diferencia en épocas, tiempos diferentes.
Todo arte cultural y/o escritura nacida de la mente, en combinación con la diversidad de realidades e imaginación siempre ha sido creativa. Cada autor, crea conforme sus usos e imaginación y realidades combinadas en su caso. El autor de cada obra tiene su propia licencia para hacerlo, nadie le ordena o manda cómo hacer.
El llanto de la victoria contra el ángel de las tinieblas de la muerte. La fragancia del olor peregrina, donde su aroma invisible es un ritmo, canción, una (s) letras hecha 'pohesías' y un ramillete de flores brotando fragancias...
La vida es como una danza, una historia que estructurar en cualquier género letrístico o de las artes de cultura. Todo en sana intención. El mejor regalo de todos los tiempos y amigo, además de ser la cultura, es un libro, ahí encontramos realidades de realidades infinitesimalmente hablando.
Hace 41 años sucedió. En parte les voy a relatar detalles de mi estadía en el hospital en el año 1982. Al discurrir estos breves datos podrán descodificar a su (s) mejores estilos lo pertinente. La mente me orientó, me exigió, me condujo para que no quede en el olvido semejantes realidades, a hacer un recorrido desde cuando fui internado en el hospital de la capital de Managua-Nicaragua, en el año 1982 el 19 de octubre.
Esta breve historia, como muchas que les he relatado, son un o mi libro abierto. Para mí es un nuevo comienzo en el tiempo, y quizás, es parte del futuro de las nuevas generaciones. Habrán momentos, en el desplazamiento de su (s) lectura, que el lector tendrá que hacerse algunas imaginaciones.
Es un recuerdo en la memoria escrita en la realidad. Lagrimas de alegría se producen ante todos estos y otros recuerdos de mi Masaya florida, denominada desde antaño ¡ciudad de las flores! Una historia de historias. Mañana será nuevamente más bonito.
Los laberintos de las calles van y vienen como las generaciones, y solamente pernocta la afanada tierra tirando miradas hacia el sur y el norte...
Un día la hormiguita y la liebre se encontraron y se hicieron amigos en el momento que más lo necesitaban, fue una obra espléndida y prodigiosa del destino, pero el mismo destino del tiempo se encargó de dejar inconclusa esa amistad, fue todo un misterio, pero por algo fue así ese tiempo.
Es asombroso cómo el ser humano siempre vive en constante aprendizaje en esta vida. Actualmente, se dedica a pintar, escribir sus libros y las columnas que envía a los periódicos y diarios, a la música, y a sus trabajos en abogacía cuando lo tiene. No vive de la cultura, pintura, escritura, ni de la música, pero disfruta estas artes.
La Filosofía de la cultura de las artes, es una disciplina que nos conduce, orienta a comprender la filosofía práctica de la vida, no es para maltratarla, humillarla, abofetearle y etc., con cosas, momentos soeces sin valor, o para cometer adefesios de toda índole a sabiendas.
Cómo olvidar estos momentos idos. Jamás. En el año 1982, cuando ya graduado como instructor deportivo con especialidad en Baloncesto, trabajaba en mi ciudad natal Masaya Nicaragua para el Ministerio de Deportes. Era una notable mañana silenciosa, su fuerza era su propia debilidad, y era como que, mejor me hubiesen dejado morir en medio de la calle y ver desde ahí mi seráfico sentimiento...
Precavida realidad, se ajustaba precisamente con un suspiro de satisfacción, y espléndido menú cotidiano, como contemplarse de soslayo en un espejo y ver a través de el colgado el reloj en la vieja pared derruida por el tiempo, como una ráfaga de viento. Era algo muy especial.
En la búsqueda, allá por el año 1980, vivía en la capital de Nicaragua, Managua, dónde fue el cine Dorado una cuadra al sur, en una casa de madera con un arranque de concreto. Tenía poco de haber triunfado la Revolución Sandinista, zona muy poblada.
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