Hubo una historia de la vida real. Era una familia acomodada, adinerada, pro no millonaria. Ese día del tiempo ido, sucedió que, Julia invitó a su amiga Narcisa a estudiar a su casa, y regresar al día siguiente. Ésta llegó, fue acomodada en un aposento. Las muchachas estuvieron estudiando, y al caer el crepúsculo la mamá de Julia, les dijo: vengan a cenar, ya está servida la mesa.
Las muchachas se levantaron y fueron a cenar, en el comedor, estaban los dos hermanos de Julia, su otra hermana y su papá. Después de la cena, las jóvenes fueron al patio, caminaron un poco. Después regresaron.
-Voy a irme a descansar -le dijo Narcisa a Julia-.
-Esta bien, te acompaño a tu aposento -respondió Julia-.Las amigas aproximadamente cinco minutos conversaron más a la orilla de la puerta. Después cada quien compenetró en sus aposentos. Narcisa una vez dentro de su aposento, se alistó, y se preparó para dormir, una vez acostada y cobijada, de pronto en la penumbra de lo oscuro de su cuarto apareció el hermano de Federico, uno de los hermanos de Julia, pero la suerte, el papá rondaba por el pasillo y escuchó ruidos y voces en el cuarto de Narcisa, se apresuró y fue al cuarto de su hija hablarle, ésta se puso en pie.
-Qué pasa papá -le dijo Julia a su padre-
-Ven, vamos, es que escuché ruidos y voces en el aposento de tu amiga Narcisa -le expresó su papa-.Fueron y golpearon la puerta, Narcisa abrió, y le dijo el papá de Julia: qué pasa, escuchéruidos y voces.
-Si, tiene razón, vi una silueta en mi cuarto, entonces gesticulé quien anda ahí-respondió Narcisa-. El papá de Julia y ella se despidieron y de inmediato fueron al aposento de Federico, pero no estaba, lo buscaron en la inmensa casa y lo encontraron en la biblioteca. El papá, le dijo: sos un degenerado, sinvergüenza, como es posible te fueses a meter al cuarto de Narcisa ¿acaso querías violarla? -Pero, papá como se le ocurre, yo nunca haría eso-respondió Federico a su papá-.
-Te vas de esta casa y no vuelvas nunca más-le expresó su papá-. Al oír esto la mamá de Federico le dijo a su esposo, por favor no lo corras, él es nuestro hijo. Pero no hizo caso.
Pasó el tiempo, Federico se fue, anduvo de la seca a la meca, buscando un trabajo, pero nunca le dieron. Un día al pasar por una empresa disquera, escuchó que había un concurso de canto, entonces se metió, pero el guarda de seguridad le sacó. En ese momento iba de salida el Gerente.
-Qué se le ofrece joven -le preguntó el Gerente-.
-Quiero participar-respondió Federico-. En efecto lo hizo, y fue tan agradable escuchar su voz de contralto, que no sólo ganó el concurso, sino que también fue contratado para trabajar grabando sus canciones, le contrataron.
Así, Federico fue obteniendo popularidad, y Lucía una empleada de la disquera siempre le apoyaba, llegaron a ser novios. Los años continuaron cursando y Federico en ese día del tiempo saldría en la televisión cantando. En su casa materna veían de casualidad el canal. Cuando lo anunciaron su madre y hermana menor veían el canal y se sorprendieron. Fue tan rápido todo que vieron a su pariente cantando, se deleitaban, pero al escuchar al papá de Federico su voz se levantó fue enseguida a la sala y ordenó apagaran el televisor, entonces, la madre le dijo: déjame escuchar a mi hijo, que yo tengo derecho también, siempre te he obedecido, pero ahora no, soy su madre. Después, todo volvió a la normalidad.
Pasaron algunos meses y el hermano de Federico que llevaba las finanzas de la empresa de su padre, tubo una perdida severa por haber comprado un vehículo automotor lujoso. En esa desesperación acudió a su mamá y le pidió prestará por la casa ciento cincuenta mil dólares. La mamá accedió, fue he hizo el préstamo, el prestamista por la premura del tiempo le dio un papel en blanco para que lo firmara, pero cuando estos se fueron puso en el papel doscientos mil dólares.
El préstamo era para un mes, pero el usurero plasmó que era para quince días. Cuando pasaron trece días, se presentó en la casa de la mamá de Federico, y desafortunadamente se encontraba el esposo, entonces, le dijo el prestamista: vengo a notificarle que dentro de dos días se vence el plazo del préstamo. El padre de Federico se sorprendió. Le reclamó, pero el prestamista le exteriorizó: es que su esposa no le ha dicho nada. Si me comentó, pero se me había olvidado. El dijo eso para no dejar en entredicho a su esposa.
Federico se enteró del asunto. Estaba apunto de firmar un contrato, pero debido a la situación que su familia estaba a punto de perder su casa, le dijo al Gerente: firmaré un contrato por cinco años, por ciento cincuenta mil dólares. Ni corto ni perezoso, el gerente aceptó. Con el dinero en mano Federico fue dónde sus padres, tocó la puerta, le abrieron, todos se sorprendieron, le salieron al encuentro y lo abrazaron, nadie sabía que llegaba a pagar, su padre no se encontraba, llegaba en ese momento, Federico ya había comentado el porqué de su llegada, su padre alcanzó a oír todo, y le dijo: Federico perdóname. Y así fue.
Al día siguiente, Federico fue donde el prestamista, le entregó la plata, pero el usurero le dijo hace falta. Tuvieron una fuerte discusión. Federico la arrebató el documento y lo rompió y dio la vuelta, pero antes de abrir la puerta, el usurero sacó una pistola y la disparó, matándole. Por supuesto fue sepultado. Eran tiempos de navidad, la familia estaba reunida, solamente un asiento del comedor estaban vacío con un plato y un tenedor, ese era el lugar que Federico ocupaba, en ese momento entró la novia que viajaba desde lejos, entró a la casa, y se dirigió: vengo a esta cena, a Federico quien es mi novio le hubiese gustado que yo estuviese esté día presente. La madre de Federico le respondió: ven siéntate. En ese momento el hermano de Federico expresó: yo soy el culpable que mi hermano esté muerto, y expresó todo con lujo de detalles.
La madre se dirigió a todos, siempre está silla estará vacío porque hace falta uno de la familia, siempre lo llevaremos en nuestros corazones.
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