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¿Son las vacaciones una buena época para reconciliarse o, por el contrario, se convierten en “la gota que colmó el vaso” en una relación? Hay mucha gente que deposita expectativas muy elevadas de reconciliación durante un viaje. Esto sucede porque se cree que si hay problemas de comunicación, se discute y apenas hay relaciones sexuales se debe a la rutina diaria y al estrés.
Los celos, infidelidades, sexualidad, comunicación, economía y construcción de nuevas familias son los motivos más frecuentes que llevan a la pareja a acudir al psicólogo. De no ser resueltos a tiempo, podrían agravarse y afectar al vínculo afectivo.
Los celos son un demonio, un dragón, una verdadera pesadilla, pero no solo para el celoso, también para la persona que los recibe, que termina viéndose examinada, oprimida, acorralada y finalmente herida. La persona celosa se convierte en un sabueso que todo el día busca evidencias y jamás llega a sentirse realmente relajada.
Los celos, dice el escritor noruego Jo Nerbo, “son una fuerza motriz detrás de muchas de nuestras acciones. Nuestra competitividad la mueven los celos. Se dan distintos grados, está claro. No es lo mismo pegar a tu hermano en una lucha por una mujer que correr en una pista. Un poco puede ser bueno. Cuando terminas en asesinato o en gente atormentándose a sí misma, no. ¿A Putin le mueven los celos, y la envidia? ¿A Bush cuando invadió Irak para superar el legado de su padre?
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