Si se vuelven patológicos y asfixian la vida de la pareja, reflejan los conflictos inconscientes con
los que el celoso alimenta sus fantasías de traición. Y es que los celos cuando tememos perder a alguien querido son verdaderos, pero si se sostienen a base de fantasías repetitivas en las que imagina que el otro le es infiel, entonces estamos ante una mentira característica de la neurosis porque los afectos inconscientes mueven los pensamientos que hacen sufrir al celoso y no tienen que ver con el amor.
El celoso se engaña al pensar que sus celos tienen relación con cómo y cuánto quiere al otro. Este es el argumento que él se da , el que su conciencia puede aceptar. Aunque los celos patológicos encierran sentimientos complejos que convierten la vida en un infierno. ¿Qué se esconde detrás de ellos? ¿Quizá rivalidad? ¿Deseos de estar con el rival o de ser como la pareja? O ¿de hacer lo que le atribuye a su pareja?
No la ama sino que rivaliza con su pareja y le atribuye anhelos propios que considera inaceptables. Sabemos que los celos delirantes nacen de tendencias infieles, aunque el objeto de su fantasía es de carácter homosexual. En el caso de ellos se defienden de este impulso pensando: No soy quien ama a ese hombre, es ella.
El amor tiene que ver con el cuidado del otro, de su bienestar, de sus realizaciones y respetar su individualidad. El celoso no respeta al otro, porque ya ha pasado a formar parte de sus fantasías y de los deseos que mueven su psiquismo. No ve a su pareja como es, sino como él necesita verla para tapar una parte de sus pulsiones inconscientes que no puede asumir.
Sufre de dependencia y atención. Por eso Manuel está inquieto porque su mujer Sara, cena hoy con unos compañeros de trabajo. Le pregunta si en la cena hay un hombre con él que piensa que ella tiene un rollo amoroso. Manuel es celoso y ultimamente ha tenido muchas discusiones por este motivo. Ella le dice que siempre piensa en lo mismo, que ve fantasmas sin sentido y está cansada de que la controle. Él la acusa de embustera y de coqueta. Hace ya varios días, él revisó mis mensajes del movil y encontró uno demasiado cariñoso de ese compañero con el que imagina a su mujer. Ahora está atormentado continuamente y ella se siente ofendida. Pero, ¿por qué han establecido el fantasma de los celos en su relación y lo tienen siempre presente?
Sara tiene unos padres a los que considera un matrimonio perfecto. Siempre están, según ella, enamorados y felices. Ele sin embargo ha sufrido por esa relación. Según dice, su padre sólo tuvo ojos para su madre, y por eso ella se sintió abandonada por su padre. Manuel es hijo único, sobreprotegido por su madre nunca supo independizarse de ella. Su progenitor no le quería y le dejó prendido de su madre. El niño necesitaba un padre que le quisiera lo necesario para saber educarle y separale de la influencia de su madre, alguien para poder identificarse como hombre. Ahora por no poder sentir celos en su infancia, los siente de adulto.
En la relación actual que mantienen Sara y Manuel, las piezas de sus historias infantiles encajan estupendamente como las de un rompecabezas. Sara que en su infancia sufrió el abandono de su padre y sintió celos de su madre, convive con un hombre celoso y así compensa la antigua desatención paterna. Manuel se inventa rivales que le alejan en su fantasía de la mujer que ama. Es un intento por transformar aquella relación de dependencia materna. Manuel está intentando reparar su fragil identidad, Sara intenta ser imprescindible.
El conflicto no está resuelto porque el celoso atormenta a su compañera con reproches, y la acusa de dirigir su deseo hacia otros. Claro, esto se debe a que tiene bajo el concepto de sí mismo y a que no se crea que merece el amor de su pareja. Los celos aquí, pueden ser un interrogante sobre la propia identidad sexual o el propio deseo. Si son patológicos delatan que existe un problema en ambos miembros de la pareja, no sólo en el que es celoso. Aunque uno de los dos puede sentirse ofendido o molesto por ellos, pero en el inconsciente existe una cierta gratificación que se deriva de que haya una persona tan preocupada por ese amor y sienta tanto miedo a perderlo.
Los celos señalan el intento de resolver un enigma interno. Siempre producen sufrimiento y su origen se remonta a los primeros años de la vida, Son momentos en los que se tiene que aceptar la aparición de un tercero, el padre, y observar una relación de la que se está excluido y, por tanto, celoso. Al principio el amor es exclusivo y posesivo porque la necesidad que se tiene del otro es total y absoluta. Es que siempre hay otro que nos destierra de ese lugar del que somos privilegiados, eso creemos. Todos nosotros sufrimos ese destierro, porque todos fuimos celosos.
Si fué adecuada la travesía por esta situación triangular, los celos serán sólo un recuerdo de antiguos lazos afectivos que han podido se resueltos de forma correcta. Así este sentimiento no tendrá una especial importancia en nuestra vida afectiva futura. Pero si algo importante falló y se interiorizó en el psiquismo, los celos se habrán convertido en un yormento para el adulto. Los fantasmas le aprisionarán provocándole continuos sufrimientos.
¿Qué le pasa al celoso? Mete a un tercero en la relación porque sufre un conflicto de identidad y tiene miedo a fundirse con el otro.
Los celos patológicos que pueden vivir en pareja son de dos tipos: proyectados o delirantes.
Los proyectados utilizan mecanismos psicológicos de proyección que pone en el otro lo que uno no quiere reconocer en sí mismo, por eso el celoso proyecta en su pareja su deseo reprimido de ser infiel y es que no lo acepta en sí mismo.
Si los celos son delirantes, el fantasma del engaño por parte del orto es casi permanente y puede ser que quien los sufre acabe creando situaciones que luego puede lamentar. Siempre está a la búsqueda de esos datos que necesita para alimentar las fantasías que se apoderan de él.
¿Qué se puede hacer? Hay que reflexionar sobre lo que le ocurre a cada miembro de la pareja, porque es importante.
Quien sufre los celos de otro deberá preguntarse por qué está con una persona que le agobia. Es posible que intente compensar alguna carencia que ahora oculta con el control excesivo. Tendrá que aceptar que el celoso está enfermo y ponerle límites y condiciones para seguir con él: que acuda a terapia: una entrevista de pareja, en principio, puede ayudar a los dos.
El celoso tiene que aceptar que está enfermo y preguntarse por qué supone que no es querido ni deseado como él imagina que su pareja desea a otra persona. Claro, es difícil que llegue a hacerse esta pregunta si no le ayuda alguien. Y es que los conflictos inconscientes que provocan el síntoma de los celos patológicos están en la base de la identidad sexual.
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