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Ser buen cristiano es no avergonzarse de serlo. Es defender tu fe sin estridencias y con santa desvergüenza como algunos deportistas lo han hecho en los JJOO. Es no responder con acritud a quien te ofende, pero exigir respeto y justicia hacia tus creencias religiosas. Ser buen cristiano es saber rectificar, disculparse y hacer agradable la vida a quienes te rodean. Es cumplir con tus obligaciones civiles como un leal y patriota ciudadano.
Ima Sanchís entrevista a Miguel Hurtado que fue víctima de pederastia en la abadía de Montserrat por el monje Andreu Sales. De la entrevista destaco el siguiente texto que afirma “que se quejó cuatro veces a dos abades que no denunciaron al delincuente a la justicia, ni intentaron encontrar otras víctimas, no lo sancionaron canónicamente expulsándolo de la vida religiosa. Simplemente lo trasladaron a otro monasterio. Perdí la fe".
La periodista Ima Sanchís le pregunta a Olatz Rodríguez, ex gimnasta del equipo español y testigo de anorexia: “¿Dónde se encentra su incomodidad? La respuesta que recibe de la joven gimnasta es: “No me gusta cómo está estructurado el mundo, todo gira alrededor de la economía, todo es muy superficial y pragmático. Basta con mirar a la tele y pasamos de la guerra de Ucrania a un anuncio de perfume, disonancias que me hacen sentir que no quiero ser humana”.
El vandalismo está de moda hoy. Solamente se necesita fijarse cómo terminan los botellones y cómo reacciona la juventud ante la policía. Las manifestaciones de protesta a menudo finalizan con enfrentamientos con la policía, quema de contenedores, destrozos del mobiliario urbano, roturas de cristales de los establecimientos… No es cuestión de que calles y plazas que no estén bien iluminadas. Se debe a la condición humana.
Hoy también los católicos estamos mal vistos y a poco que nos descuidemos nos tachan de fascistas. Los desmanes del siglo XIX no acabaron al comenzar el siglo XX, sino que fueron acentuándose cada vez más. La democracia hacia donde nos lleva, establecida por la Constitución del 1978, va degradándose cada día. Desde luego los cristianos decididos a confesar sus creencias no abundan. Hay una entente que espera que llegarán tiempos mejores, aunque tengo mis dudas.
No existe un código concreto del gol perfecto, el gol perfecto muchos especialistas dirán que es aquel que gana un partido, aunque sea un gol en propia puerta y haya sido el más feo jamás visto.
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