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En estos meses de calor, la vestimenta cambia de forma drástica y los complejos salen a la luz de forma disimulada. Habrá personas que lo lleven mejor y no se dejen influenciar por la estética social no importándoles lo que otros digan o vean, pero en otros casos existirá un gran grupo que sí que se sentirá avergonzado o incluso obsesionado por mostrar el mejor cuerpo posible para la llegada de esta época.
El gran filósofo Platón escribía y disertaba acerca del cuerpo y del alma y consideraba que la materia corpórea era la cárcel del alma. Desde los presupuestos de su idealismo y siguiendo la tradición filosófica pitagórica y órfica afirmaba un espiritualismo inmaterialista. También Parménides de Elea desarrolló o elaboró una doctrina filosófica racionalista y monista basada en la razón. El camino de la verdad se contrapone al de la opinión.
Aquella terrible noche supo de qué estaba hecha. Se sintió de carne y aire, viva y muerta.
El qué hacer con el cuerpo de Abimael Guzmán va a tener grandes proyecciones para el futuro, para lo cual hay que tomar esta decisión de manera fría y objetiva. Hoy la mayor parte de la prensa presenta al difunto jefe senderista como el peor genocida de la historia (lo cual implica que es peor que Pizarro o que los conquistadores) y como un demonio que no debe tener una tumba a fin de evitar que esta sirva para congregar a sus seguidores.
Tras la muerte del cabecilla del PCP Sendero Luminoso se abre un debate sobre qué hacer con sus restos. En opinión del ministro de justicia Aníbal Torres se debiera incinerar y sus cenizas desperdiciarlas por el mar a fin de que no haya una tumba cuyos partidarios puedan rendirle homenaje. Dicha postura ha sido secundada por el responsable de defensa de Fuerza Popular, el ex izquierdista Fernando Rospigliosi.
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