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Antes de abordar el conocimiento del objeto, permítanme que me retrotraiga a uno de los ejemplos más extravagantes que recuerdo de la política local catalana. En el año 2007, Ariel Santamaría, también conocido por el “Elvis de Reus”, encabezó la lista de su propio partido: ‘la Coordinadora Reusenca Independent’ en las elecciones municipales de Reus. Obtuvo 1831 votos, un escaño y su firme promesa de plantar marihuana en los parques, construir un “follódromo público”.
La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha salido a la palestra para hablarnos, nada menos, que de un invento nuevo llamado «baja flexible». Ataviada con un chalequito blanco, último modelo de los típicos escaparates de la llamada «milla de oro», nos da a entender que no esconde nada bajo las mangas, porque no tiene. Y que su propuesta es tan impoluta como el color blanco de su chalequito de moda.
Todos vivimos cerca de uno. Cualquiera puede interactuar con uno de ellos. Siempre hay uno (o más) en la familia. Frecuentemente ocupan cargos públicos, por designación de otro igual a ellos o por elección nuestra mediante el voto electoral. La cuestión es que los idiotas están entre nosotros, y cada vez nos cuesta más distinguirlos de los sensatos.
Los moradores de este mundo tenemos que activar otros territorios más armónicos, basados en la confianza entre nosotros, con unos liderazgos que activen los acuerdos y el encuentro entre sí, para conseguir el triunfo de la concordia. La cuestión radica en ser instrumentos de conciliación, sembrando clemencia donde cohabite la intransigencia y poniendo auténtico amor en cada paso que ofrecemos.
La eterna pregunta de si hay alguien, o algo, dentro del smartphone escuchando ha saltado a la palestra con el caso Pegasus. Estas presuntas escuchas a diferentes parlamentarios han tenido un impacto importante en la vida política española, pero también en los consumidores que, tras conocer el artículo en The New Yorker, desconfían más de sus dispositivos. Algunos modelos de móviles clásicos, sin conexión a internet, han aumentado su demanda en el último mes.
Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír, pero sí hay uno peor: el que por un oído le entra y por otro le sale. Pablo Casado es un mal sordo. Lo ha ignorado todo: a FAES, a los barones del PP y a la patronal. Es tal el complejo adquirido tras el tentetieso con Díaz Ayuso que ya ve enemigos por todas partes, lo que le hace ser un peligro hasta para el propio Partido Popular.
Las cadenas de televisión, que están todas en las mismas manos, nos repiten cada día las mismas noticias, imágenes y comentarios de lo que pasa o de lo que puede pasar. Parece que hay un decidido interés en tenernos asustados con lo que pasa y lo que puede pasar con nuestra economía y nuestro planeta.
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