Las cadenas de televisión, que están todas en las mismas manos, nos repiten cada día las mismas noticias, imágenes y comentarios de lo que pasa o de lo que puede pasar. Parece que hay un decidido interés en tenernos asustados con lo que pasa y lo que puede pasar con nuestra economía y nuestro planeta.
El “gran hermano” que nos ¿gobierna? si las cosas salen tan mal como nos las pintan, podrá decir que “ya lo advirtió él” y si mejoran se adjudicará el mérito de haberlo conseguido o del por qué no llegaron a ocurrir.
Todo pura patraña y engañabobos, mientras que los políticos viven a nuestra costa opíparamente. A quienes tengan opiniones diferentes, se les margina colgándoles el sambenito de fascistas, quizás aprovechando la ignorancia de la gente ya que pocos saben que el fascismo derivó del partido socialista italiano, aunque aquí los socialistas españoles se las den de héroes y salvadores de España.
Nuestros gobernantes venden a España a precio de saldo por el puñado de votos que necesitan para mantenerse en el poder y la oposición, en lugar de capitalizar sus triunfos, muestra sus vergüenzas por si alguien hace sombra al que se cree, sin motivo alguno, el legítimo beneficiario del próximo cambio de gobierno.
Ignoro lo que pueda pasar en las próximas elecciones y si resultarán lo suficientemente limpias para no dudar de los resultados, como ahora dudamos de las encuestas que encargan unos y otros. Lo cierto es que necesitamos una regeneración de la política para lo que se necesitaría impedir dos cosas: una, que ostentando un cargo político se gane más que trabajando y dos, que no se puedan alargar los cargos más allá de dos mandatos.
No estaría mal volver a establecer el “juicio de residencia” que se estableció para los gobernantes de la América Española cuando cesaban en sus cargos, abriendo plazo para escuchar las quejas de los gobernados y probados sus desafueros condenarlos a prisión.
En mi humilde opinión la gobernanza de España resulta harto difícil con el desastre de la organización autonómica que significó descuartizar al país, duplicar las administraciones y los gastos y engordar la nómina de apesebrados. También sería necesario recuperar los valores auténticos de las personas, de las familias, de los colegios y las universidades. No puede ser que se regalen titulaciones sin esfuerzo y que el trabajo no sea la llave que abra las puertas a todos los españoles.
Vamos a dejarnos de una vez de “memoria histórica”. Hay que honrar a los muertos y evitar que pueda volver el pasado y sus desastres. Participemos en los organismos internacionales pro sin dejarnos imponer nada que vaya contra nuestros valores y nuestras propias leyes. Si ello no es posible, pues se dejan, aunque por el momento estemos atados por nuestras deudas.
Veo muchas veces en la tele imprimir los billetes europeos. ¡Cuidado! Este dinero solo sirve para tenernos atados, obedientes y sumisos. Hay que evitar que nos gobiernen los que generen onerosas deudas que habremos de pagar entre todos.
Quizás todo esto sea un sueño, pero depende de nosotros que tenga un mal o buen despertar.
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