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Soy uno de tantos millones de españoles que la noche del día 24, esperaba con impaciencia y no sin ciertas reservas, las palabras de S.M el Rey. Palabras que tradicionalmente y siguiendo una costumbre cristiana, preceden a la cena de Navidad.
A la vez, un pandemonio bullanguero para apartar la atención de lo que importa. En esta situación, con la izquierda radical en el Gobierno, descubierta en Unidas-Podemos, no confesa pero activa en el PSOE y en sintonía con los medios que le son afines (editoriales y algún artículo de estos días son para enmascarar).
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