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Un año más, una gran parte de los españoles hemos escuchado con atención el Mensaje de Navidad que S.M. el Rey ha pronunciado minutos antes de celebrar en familia la cena que, de una manera extraordinaria, tiene la capacidad de reunirnos a familiares y amigos, con el fin de festejar nada más y nada menos que el nacimiento del niño Dios después de 2024 años de tan inigualable acontecimiento histórico.
Sin florituras, antes del lema ‘Servicio, compromiso y deber’, resumido al final por RTVE, los temas que el rey atendió en su mensaje de Navidad del año 2024 son siete: DANA, con las enseñanzas de solidaridad y convivencia que pueden aprovecharse. Bien común nacional, visto en la esfera de lo público. Inmigración normal, asumida y regulada. Acceso a la vivienda en condiciones asumibles. Desafíos globales en clima, pandemia, escasez de recursos y democracia.
Soy uno de tantos millones de españoles que la noche del día 24, esperaba con impaciencia y no sin ciertas reservas, las palabras de S.M el Rey. Palabras que tradicionalmente y siguiendo una costumbre cristiana, preceden a la cena de Navidad.
A la vez, un pandemonio bullanguero para apartar la atención de lo que importa. En esta situación, con la izquierda radical en el Gobierno, descubierta en Unidas-Podemos, no confesa pero activa en el PSOE y en sintonía con los medios que le son afines (editoriales y algún artículo de estos días son para enmascarar).
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