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​El Rey, la DANA y el bien común

Es el único líder como Jefe del Estado que ha demostrado cercanía y humanidad con los ciudadanos que representa
Jorge Hernández Mollar
sábado, 28 de diciembre de 2024, 12:28 h (CET)

Es el único líder como Jefe del Estado que ha demostrado cercanía y humanidad con los ciudadanos que representa.


Un año más, una gran parte de los españoles hemos escuchado con atención el Mensaje de Navidad que S.M. el Rey ha pronunciado minutos antes de celebrar en familia la cena que, de una manera extraordinaria, tiene la capacidad de reunirnos a familiares y amigos, con el fin de festejar nada más y nada menos que el nacimiento del niño Dios después de 2024 años de tan inigualable acontecimiento histórico.


No pretendo hacer una síntesis de su discurso y menos aún un comentario periodístico del mismo. Como un español más, me gustaría trasladarles a mis lectores una impresión personal de lo más relevante de su mensaje y de los precedentes que han podido influir directamente sobre algunas de las cuestiones que ha planteado. Aunque un mensaje televisado de esta naturaleza le pueda llevar a mantener un cierto hieratismo casi profesional, lo cierto y verdad es que su entrada directa comentando de entrada la catástrofe de Valencia como consecuencia de la DANA era una manifestación sincera de lo vivido y experimentado, junto a la familia real, acerca del dolor y sufrimiento que ellos percibieron ante tanta desolación y frustración.


El Rey tiene hoy en su haber no un discurso político adecuado a las circunstancias, sino el reconocimiento de un pueblo como el español que ha “sentido” su sinceridad y proximidad ante una tragedia como la que ha destruido vidas y devastado tierras y bienes del pueblo valenciano. Es el único líder como Jefe del Estado que ha demostrado cercanía y humanidad con los ciudadanos que representa, tan alejada hoy de la mayoría de dirigentes públicos, enfangados como están en una insoportable e inútil batalla personalista e insolidaria.


El Jefe del Estado ha apelado al inicio y al final de su discurso al bien común. Es evidente que, como un ciudadano más, contempla con estupor todo lo que sucede hoy en la vida política española, donde el egocentrismo, el narcisismo y el individualismo están por encima de las preocupaciones comunes que hoy embargan a los hogares españoles, y esto es un riesgo para la convivencia y el bienestar de los españoles. Michael Sandel, filósofo político y profesor estadounidense, sostiene que enfocar la política sobre el bien común ayuda a revitalizar la esfera pública y a que hagamos un ejercicio sobre el “tipo de personas que somos y que queremos ser”, una concepción que va más allá de lo que es el interés general. Lo “woke”, lo “queer” y la actitud soberbia y supremacista de la nueva izquierda están alterando profundamente el debate de las ideas, la pluralidad democrática y las propuestas alternativas. Las sensatas apelaciones del Rey a la Constitución se diluyen entre el ruido y la algarabía de quienes solo viven de sus ensoñaciones revolucionarias comunistas e independentistas.


“Por eso es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad. Serenidad en la vida pública y en la vida diaria, para afrontar los proyectos colectivos o individuales y familiares, para prosperar, cuidar y proteger a quienes más lo necesitan.” Quizás hayan sido éstas, las palabras de las que la sociedad española esté hoy más necesitada. Gracias, Majestad.

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