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La retorica de Lula da Silva, virtual ganador en las elecciones de Brasil, ha sido considerada por algunos analistas como una amenaza para la democracia de la región, por el solo hecho de mencionar la palabra “independencia” en sus discursos.
No hay político, que se precie de serlo, que no meta, en la primera ocasión que pueda, esta frasecita que, junto a “sin duda de ninguna clase”, esgrimen a cada momento para resaltar la convicción plena en sus razonamientos o en sus decisiones. Estas “verdades inquebrantables” duran lo mismo, en sus palabras y hechos, que las pompas de jabón que hacen mis nietos con un canuto de plástico.
La política exterior del Paraguay fue acariciada por la esperanza de que este país vuelva a ser un pueblo digno de los grandes hombres que hicieron su historia por estas fechas. La sujeción a un confinamiento dependiente se quebró esta semana con las denuncias de Acevedo, quien dejó al descubierto las pretensiones imperiales de una nominal república como Brasil, a la que siglo y medio atrás el pensador Juan Bautista Alberdi calificó como una monarquía europea reinante en América.
En este país de miserias parece que ser político, para algunos, simplemente significa una forma de conseguir un buen puesto de trabajo, reconocido y bien remunerado. Como consecuencia de ese criterio, “tan altruista”, se dedican a llevar a cabo políticas que aseguren su posición laboral, adornando sus proyectos con viejas ideas sociales.
Este martes 21 de septiembre el nuevo Presidente peruano dará su discurso en las Naciones Unidas, el más importante de su historia desde la perspectiva internacional. Es de pensar que él podrá continuar con las líneas maestras de su mensaje presidencial del 28 de julio. Allí, ante el rey castellano Felipe, él no dudó en recordar todo el maltrato que sufrieron los peruanos durante la conquista.
El Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, señala: que la palabra paridad, en su segunda acepción significa “igualdad de las cosas entre sí”. Por tanto, lo que ha hecho este tío es aumentar la disparidad (o desemejanza), que estaba en un 54% y la ha pasado al 63%. Por lo tanto, se aleja de la paridad, que es lo que le gusta.
Muchas barbaridades, (mutatis mutandis), vienen precedidas de lo que conocemos como “mitin”, derivación suave de “griterío”, que el castellano castizo lo traduce como “verborrea” y en los ambientes palaciegos lo apellidan “Proposición de futuro con dependencia”, al fin y al cabo: MITIN.
La actualidad las ve juntas. La primera forma parte de nuestra angustiosa cotidianidad, no así la segunda. No aporta novedades, excepto la potencial deducción que la mal adquirida fortuna del “Emerito” sería de gran utilidad para unas arcas vacías.
Desde luego, no se trata de soslayar, en cuanto a responsabilidad y compromiso refieren, el rol que juegan los medios de comunicación homogéneos o los grandes lobbies de la comunicación, monopolios con amplias bases comerciales, pero también de manipulación, donde se ven servidos de ésta paradoja a diestra y siniestra, porque les es funcional.Pero también cabe una gran responsabilidad personal, cada vez que reproducimos la violencia, cada vez que somos emisores de ella, porque tenemos la amplia ventaja de crearla y difundirla, y los casos son muchos: desde comentarios ofensivos, hasta el ejercicio de una opinocracia sin límites, donde generamos solo divisiones más que concordia, instaladas a propósito muchas veces por perfiles falsos, los denominados trolls, o incluso el simple hecho de compartir un chiste sexista, homofóbico, una cargada machista, etc.Ésta paradoja se construye, pero sobre todo se trabaja a la par que vivimos un mundo que no solo lo hablamos y describimos, sino que también lo intervenimos desde muchos roles.
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