| ||||||||||||||||||||||
Ante esta atmósfera de desconciertos, donde se mantienen las apariencias y se acrecienta el soplo hipócrita, urge tener el valor de interrogarse así mismo, al menos para poder revertirse de otros anhelos y calmar la innata sed en nuestras entrañas.
Su estilo como escritor y pensador es claro, preciso y descriptivo. No exento de energía y vigor en sus frases. Con sus ensayos, obras teatrales y novelas pone ante los ojos y la mente las angustias y desencantos propios de buena parte del siglo XX. Los temores humanos, la falta de sentido de todo y lo absurdo del mundo aparecen continuamente en sus novelas y también en el resto de sus ensayos y escritos.
Es un suspiro, un parpadeo, una brizna de tiempo el instante que separa el pensamiento de la acción, y, sin embargo, en tan breve espacio, caben mil vidas. Porque a veces da miedo decidir. Decidir supone descartar vidas que ya nunca serán pero que quedarán ahí, abortos de existencias que tal vez nos pedirán cuentas en nuestras pesadillas.
|