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En Venezuela, las fuerzas de seguridad del Gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro se enfrentaron el miércoles en Caracas con manifestantes antigubernamentales, un día después de que los líderes de la oposición iniciaran un fallido intento de derrocar al Gobierno.
Para el primero de mayo Juan Guaidó prometió que iba a hacer la mayor marcha del mundo o de la historia de Venezuela. Esto debería implicar una movilización de millones o, al menos, cientos de miles de personas.
En la madrugada del 30 de abril aparecieron Juan Guaidó y Leopoldo López, el líder de su partido Voluntad Popular, rodeados de uniformados y reclaman estar en la base aéreo-militar de La Carlota en Caracas, desde donde llamaban a que se les unan cientos de miles de personas y también muchos militares.
El diputado Juan Guaidó, a quien EEUU y otras naciones, reconocen como el “presidente interino” de Venezuela, ha declarado que él está dispuesto a aceptar o solicitar el ingreso a su país de tropas norteamericanas, brasileñas o colombianas. Sostiene que esta posibilidad puede darse para garantizar la “ayuda humanitaria”.
La más celebre prisión “antiterrorista” de EEUU se encuentra fuera de su país y en su enclave militar de Guantánamo (Cuba), a dónde John Bolton, el asesor de seguridad de Donald Trump, advierte que sus tropas pretenden ponerlo bajo cadena perpetua. De otro lado, cientos de millones de personas reconocen en todo el mundo a la melodía “Guajira Guantanamera”, pero hasta hace unos días muy pocos habían escuchado el nombre del diputado venezolano Juan Guaidó nacido en la Guaira hace 35 años, quien también proviene, como esa canción, del Caribe hispánico.
Tras que el 23 de febrero no se pudo consumar el “Día D” que lleve al triunfo de Juan Guaidó y que el 25 de ese mes la cumbre del Grupo de Lima en Bogotá no apoyase una incursión militar de Washington en Caracas, la Casa Blanca baraja nuevas opciones.
En vísperas del día mundial de las mujeres Venezuela sufrió el peor apagón que se ha dado en la historia de las Américas. Al menos un 70% de sus 32 millones de habitantes se quedaron sin luz, y en muchos casos durante más de 24 horas. Nunca antes se había visto en el mundo un país con el tamaño del territorio, de la población y de los grandes recursos energéticos que tiene la república bolivariana viéndose sumida en las tinieblas, sin que se haya producido un solo bombardeo militar.
El apagón que tuvo Venezuela ha sido el mayor que se haya visto en un conflicto interno en la historia sudamericana. Los peores que antes hubo fueron los realizados por el senderismo peruano. Juan Guaidó es, después de Abimael Guzmán, el primer andino que se proclama como presidente paralelo al oficial. Mientras Guzmán siempre fue el jefe de un partido (Sendero Luminoso, SL) y se hacía llamar el rojo “Pensamiento Guía”.
Constantemente la administración de Trump afirma que se prepara para una posibilidad de invadir Venezuela, y Juan Guaidó, quien ha sido reconocido por EEUU como el presidente interino de dicho país, ya sostiene abiertamente que él podría aceptar o pedir el ingreso a Venezuela de tropas de dicha mega-potencia o de otras repúblicas, como Brasil o Colombia.
Algo que puede dar una muestra del giro que hoy viene experimentando Latinoamérica es la contradicción entre la forma en la cual los mayores gobiernos de las Américas y Europa enaltecen al único presidente autoproclamado de las Américas (el venezolano Juan Guaidó), el cual también es el único del mundo que llama a que EEUU y sus vecinos invadan a su país, mientras desprecian y aceptan el aprisionamiento de quien fuera el presidente más votado de dicho hemisferio y del mundo (el brasileño Lula Da Silva).
Una cosa es hacer ver que, ante una situación evidentemente dramática, intolerable, acadabrante y dictatorial, se reacciona sin prisas, tarde, a contrapelo pero, aparentemente, con contundencia; como fue lo que hizo España ante las insoportables demostraciones de totalitarismo, intolerancia, poco respeto por la Ley y nula consideración para con la oposición venezolana, que viene adoptando el sátrapa Nicolás Maduro.
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