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“La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público”. No lo digo yo. Es lo que dice el artículo 21.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Una afirmación rotunda y que parece debiera cumplirse para poder considerar que un poder público es legítimo y democrático. Sin embargo, los ejemplos concretos de su incumplimiento, justamente en los países que más alardean de ser los defensores los derechos humanos, se podrían contar por cientos o miles.
En la Rotonda del Capitolio de Estados Unidos, se exhiben los documentos fundacionales de la nación, entre los cuales se incluye la Carta de Derechos, que consagra el derecho a la libre expresión. Mientras Israel somete a Gaza a un ataque aéreo y terrestre a gran escala, el Congreso estadounidense nos ha recordado lo que se conoce como “la excepción palestina” a la libertad de expresión.
¿Qué intereses están detrás de las monstruosas masacres cometidas contra judíos israelíes por Hamás el 7 de octubre? Han creado un pánico sobre Occidente, en previsión de otros posibles atentados islamistas, y hay una indignación ante este atentado, al mismo tiempo que una protesta contra la respuesta de Israel que arremete con sus represalias con un sentido de la ley del talión que mata inocentes pues los palestinos no tienen una culpabilidad colectiva ante el atentado.
La inmensa mayoría de los demócratas de nuestro país exige parar la guerra y el genocidio que Israel perpetra contra la población civil en Gaza. La posición de España tiene una especial relevancia, tanto porque España ocupa en estos momentos la presidencia del Consejo Europeo, como por la presencia militar directa en la zona liderando desde 2022 una misión de la ONU en la frontera entre Líbano e Israel, y por la implicación de las bases estadounidenses en el conflicto.
Más de 9.000 palestinos —entre ellos 3.700 niños y niñas— han muerto a causa de los bombardeos que Israel ha lanzado contra Gaza en las últimas semanas y de la invasión terrestre que el Ejército israelí ha iniciado recientemente, con el pleno apoyo del Gobierno de Estados Unidos, mientras los llamamientos mundiales a un alto el fuego continúan sin ser escuchados.
El sufrimiento de los niños en Gaza se debe a que, por impaciencia, van directamente contra los objetivos militares sin importarles que estos se escudan en la población civil, muriendo muchos niños cada día. La rabia de la guerra, la sed de venganza nunca puede dejarnos ciegos ante el llanto de un niño, de miles de niños que sufren, que mueren.
Israel ha pedido a los habitantes del norte de la franja de Gaza que se vayan al sur, pero hemos visto que muchos no lo han hecho. Israel dice que los que se queden serán considerados como pertenecientes a Hamás, pero si pensamos que muchos son familia de miembros de Hamás en mayor o menor grado, vemos que la acción violenta contra ellos no es posible, que un exterminio así sería inmoral y no viable ante los ojos de la opinión pública internacional: hay que usar otras vías.
Pienso que António Guterres, secretario general de la ONU, se ha equivocado al poner en la misma frase la condena al acto terrorista de Hamás del 7-O y decir luego que estos "no surgieron de la nada". Nada justifica el terrorismo que hemos vivido también en las bombas de Atocha o los americanos en las Torres Gemelas. Las palabras de Guterres fueron desafortunadas.
Con motivo de la reactivación del conflicto israelí-palestino que se inició el 7 de octubre de 2023, cuando grupos armados de milicianos palestinos, principalmente de la facción armada de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina, junto con otras agrupaciones, realizaron un ataque armado contra la población civil que se hallaba en territorio israelí, desde la Franja de Gaza, arrojando un balance de al menos 1000 personas asesinadas en el primer día del ofensiva.
Nunca he comulgado con las historias minimalistas de buenos y malos, donde los primeros despliegan su papel de ángeles melosos y a los segundos se les reserva el de villanos sanguinarios. Supongo que, al menos en el caso de los humanos, las cosas vienen a ser bastante más complejas de lo que ofrece un guión como el descrito. A poco que se observe con ojos críticos, la vida cotidiana nos ofrece ejemplos diáfanos de lo que digo.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo el martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU: “Para aliviar este sufrimiento épico, hacer que la entrega de la ayuda sea más fácil y segura y facilitar la liberación de los rehenes, reitero mi llamamiento a un alto el fuego humanitario inmediato”.
Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Busch obsesionada con el Eje del Mal ) al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder en la zona.
Ante en el sempiterno asedio, masacres y exterminio del pueblo palestino que por parte del estado de Israel se está llevando a cabo en la franja de Gaza y ante el pasado ataque de Hamás, que sin duda es un crimen de guerra que tendrá que dirimir la Corte Penal Internacional y que nunca justificaremos, la Coordinadora Estatal de Comunidades Cristianas Populares de España queremos aportar “otra voz de Iglesia” que sirva de denuncia y –ojalá- de esperanza.
Sería bastante trivial comenzar esta reflexión anunciando que los israelíes tienen derecho a vivir en paz en su territorio, sin ser víctimas de los cobardes ataques terroristas de Hamás, como también los palestinos tienen derecho a vivir decentemente en su territorio casi completamente cercado hace más de medio siglo.
En 1918 se produjo el hundimiento del imperio otomano, aliado del derrotado imperio alemán, en una implosión acelerada por la rebelión árabe. La disgregación otomana implicó un desafío para las potencias colonialistas, que habían prometido liberar a los musulmanes de la opresión turca y al mismo tiempo devolver a los hebreos su tierra prometida, a cambio de la ayuda árabe contra los otomanos.
Tras la Guerra de los Seis Días (1967), el puzzle geoestratégico de Oriente Medio-Próximo se completó con la instauración de regímenes autocráticos y pro-occidentales en los países circundantes a Israel (Libia, Siria, Jordania, Egipto, Arabia Saudí, Irak e Irán), quedando los palestinos confinados en el gueto de Cisjordania, convertida en un mero protectorado de Israel mientras la Franja de Gaza quedó aislada por un Muro.
A medida que Israel intensifica su brutal respuesta al brutal ataque que la organización Hamás llevó a cabo el 7 de octubre, es importante escuchar las voces de quienes se encuentran en la línea de fuego, en ambos lados del conflicto. Los principales medios de comunicación de EEUU nos ofrecen las voces de los israelíes que han sufrido los actos de violencia de Hamás. Ojalá los medios cubrieran también de esa forma el dolor que padece la población civil de Palestina.
El 19 de octubre del año pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, escribió (con toda la razón) el siguiente mensaje en la red X (antes Twitter): «Los ataques de Rusia contra infraestructura civil, especialmente eléctrica, son crímenes de guerra. Los cortes de agua, electricidad y calefacción cuando llega el invierno a hombres, mujeres y niños son actos de terror».
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, ha confirmado que en Gaza se han activado refugios de emergencia para acoger a las personas desplazadas “principalmente debido al miedo, la preocupación por la protección y la destrucción de sus hogares”. António Guterres, secretario general de la ONU, ha recordado que “los civiles deben ser respetados y protegidos de acuerdo con el derecho internacional humanitario en todo momento”.
Los pueblos necesitan parar las guerras porque necesitan la paz para vivir. Ahora mismo, el pueblo palestino necesita parar la guerra, lleva muchos años sufriendo la muerte del Estado israelí. El pueblo israelí necesita parar la guerra, porque es inocente de la larga muerte del Estado israelí contra la vida del pueblo palestino.
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