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¡Parar ya la muerte y sufrimiento de niños en Gaza!

Los gobernantes quieren victorias rápidas, no tienen paciencia de separar la cizaña del trigo, y en su ineptitud exterminan a inocentes junto con enemigos
Llucià Pou Sabaté
lunes, 6 de noviembre de 2023, 08:44 h (CET)

El sufrimiento de los niños en Gaza se debe a que, por impaciencia, van directamente contra los objetivos militares sin importarles que estos se escudan en la población civil, muriendo muchos niños cada día. La rabia de la guerra, la sed de venganza nunca puede dejarnos ciegos ante el llanto de un niño, de miles de niños que sufren, que mueren. Los gobernantes quieren victorias rápidas, no tienen paciencia de separar la cizaña del trigo, y en su ineptitud exterminan niños inocentes junto con enemigos.

   

¿Dónde está el derecho internacional? ¿Dónde, los derechos humanos? Es urgente que se cumplan las leyes humanitarias en Gaza, que aislada y hambrienta, está sufriendo de modo atroz. El atentado de Hamás contra inocentes tiene que ser castigado por la Corte Penal Internacional, pero no pueden pagar esos crímenes los niños de Gaza, que son inocentes. Es urgente que se establezcan las pautas para esa justicia, pues el Estado de derecho internacional se va consolidando con la experiencia, y si hoy se consiente la barbarie, mañana difícilmente se parará. Son ya miles los niños muertos.

    

Negar el agua y comida a millones de personas es un asedio inhumano, al igual que bombardearlos de forma indiscriminada. Además de la muerte, el hambre, las enfermedades que vendrán a causa de ello, el terror es el cuarto jinete del Apocalipsis, que traumatiza especialmente a los niños, quizá mucho tiempo, quizá para toda la vida.

   

Desde Afganistán a Sudán del Sur, del Congo al Yemen y los Territorios Palestinos Ocupados, los derechos de los niños no son respetados en nuestros días, incluidos en una lisa de agravios de la ONU, en la que no figura Israel, que (a pesar de haber sido ultrajado a lo largo de la historia) ahora no tiene misericordia con los que tiene sometidos.

   

El alto el fuego es el primer paso para la protección de los niños; la ayuda humanitaria es otro paso, como también dejar espacios humanitarios sin bombardeos. Naturalmente, la liberación de los rehenes de Hamás ha de ser también parte de ese acuerdo, que los terroristas por supuesto no quieren. Y ahí está el problema, o mejor dicho la sentencia de muerte para miles de niños de Gaza. Por eso, mientras es importante que Israel tenga la paciencia de ir si hace falta túnel a túnel echando a los terroristas sin matar a los rehenes, aislando si hace falta esos túneles, pero tienen que saber que no se arregla nada matando a civiles desde el cielo, al revés. Si el problema está en las cloacas, habrá que limpiar esos túneles, pero no matar indiscriminadamente. Ahí sí que pueden poner asedio, pero no a los civiles, que no dejan de ser escudos humanos usados por fanáticos.

   

Las operaciones militares que impactan directamente en áreas civiles, como escuelas, hospitales y viviendas, han de cesar, si bien es difícil controlar a terroristas camuflados en medio de la población civil, y aunque esto alargue el conflicto y requiera quizá la ayuda de miembros de la ONU expuestos a los terroristas, es a la larga la única solución pues la protección de los civiles, especialmente de los niños: es el único camino para que el odio terrorista no aumente sino que disminuya. Porque el oprimido siempre levanta la cabeza contra el opresor, como un muelle, y la violencia engendra violencia. La solución a largo plazo para todo este sufrimiento es siempre la búsqueda de un acuerdo político. Como en las peleas entre personas, antes de ir a juicio siempre se requiere la figura del mediador, que ayude a buscar lo mejor para las partes.

   

De este modo, cesará la crueldad que están sufriendo los niños por la guerra en Gaza, porque los combatientes de Hamás pueden ser producto de lo que pudieron haber vivido hace décadas en los distintos conflictos que han tenido en los años anteriores, y el futuro que pueden tener los niños de ahora también puede depender de cómo se resuelvan estos conflictos de hoy, si no cuando sean adolescentes o adultos pueden acabar siendo guerrilleros por la mala gestión de esos traumas que hoy llenan sus mentes. Así es como algunos pueden llegar a pensar que mejor la muerte que una vida inhumana como sufren hoy, y volverse kamikazes: los jóvenes que han sido objeto de traumas pueden ser vulnerables a ser influenciados por grupos extremistas.

   

Por eso, es importante actuar de modo justo, pues los niños y adolescentes que crecen en zonas afectadas por conflictos armados no son responsables de la violencia que los rodea; están ahí en esas circunstancias de guerra, y no entienden nada de lo que pasa. Será preciso con ayuda internacional ayudar con estrategias de prevención, curación, rehabilitación y reintegración a esos jóvenes; es decir que aunque los jefes de sus pueblos no pongan atención a su salud mental, educación, y apoyo emocional porque les interese tener a guerrilleros sin autoestima, hay que procurarlo por el bien de ellos y de todos. Y, por supuesto, la reconstrucción de las comunidades, de todo lo exterior de la ciudad con sus edificios y servicios, aunque esto es siempre más fácil.

   

La diplomacia, el diálogo y la cooperación internacional son claves para la paz y un ambiente seguro hoy, y estabilidad para las generaciones futuras.

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