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En la Biblia se presenta cómo Nabucodonosor tuvo un sueño en el que se podía contemplar una magnífica figura de oro y plata, pero que estaba sustentada sobre una base de barro que, al menor golpe, hacía desmoronar toda la efigie. Claramente se trataba de una advertencia sobre la vulnerabilidad de aquel al que se “idolatra” momentáneamente por su aspecto exterior, y que, posteriormente, se rompe en mil pedazos al ser empujado por los mismos que le han encumbrado.
Ricardo de la Vega, representante de la Sociedad de Escritores del Paraguay, y Moncho Azuaga, Premio Nacional de Literatura, acudieron al llamado del candidato a presidente del Paraguay Euclides Acevedo, para recordar el día de los Héroes paraguayos. El encuentro desarrollado este miércoles primero de marzo, se inició con una obra teatral dirigida por Azuaga.
Cuando los espectadores griegos veían una de sus tragedias, sentían tal compasión por el héroe que resultaban purificados por los extremos a los que el personaje se enfrentaba. Asistir al sufrimiento del protagonista y admirar la dignidad con que afrontaba su destino conmovía hondamente al espectador, que anidaba en su alma sentimientos de compasión y entereza. A este baño trágico lo llamaban los griegos catarsis.
Hace 200 años se produjo la liberación de Quito, sede la Real Audiencia del mismo nombre y capital de lo que 8 años más tarde sería la actual República del Ecuador. El 24 de mayo de 1822 las tropas pro-independencia derrotaron a los realistas en las faldas del volcán Pichincha a más de 3 kilómetros de altura sobre el nivel del mar.
El pasado miércoles las autoridades de la capital británica celebraron a lo grande los bicentenarios de la independencia peruana (28 de julio de 1821), de la centroamericana (15 septiembre 1821) y de la consolidación de la independencia mexicana (27 de septiembre de 1821). Esta se dio en el penthouse de la alcaldía de Londres, la cual tiene la mejor vista de la mayor metrópolis europea.
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