En la víspera del ‘Dia do Índio’ en Brasil, apareció sobre un camino de tierra en el estado de Rondonia en la región amazónica, el cuerpo sin vida de Ari Uru-Eu-Wau-Wau. El joven, de apenas 33 años fue asesinado mientras realizaba tareas de vigilancia ambiental contra la tala ilegal. Su muerte, al igual que la de muchos otros guardianes del bosque que perdieron la vida en defensa de sus tierras y recursos, forma parte de un problema mayor: la violencia y discriminación generalizada contra los más de 370 millones de pueblos indígenas que habitan alrededor del mundo.