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¿Cuántas personas están sin libertad por haber cometido delitos que la Justicia ha considerado que debían ser reparados con la privación de dicha libertad? ¿Cuántas de dichas personas han manifestado su dolor, su pena, su arrepentimiento? ¿Cuántas tienen a su familia en situación precaria por la ausencia de una de las personas que aportaba ingresos?
Más claro es imposible. Ahora resulta que Pedro Sánchez se siente avergonzado de los indultos y no ve otra solución para «su blanqueo» que «echar el muerto a otro». Ese muerto es el anterior ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. Confieso que, si desde distintos frentes le tachan de psicópata, incluso desde dentro de la profesión, ahora ya no tengo dudas de que estamos ante un caradura en toda regla, un traidor y un incompetente circular, pero peligroso.
El señor Sánchez, al que mentir le importa un rábano, ha emprendido una campaña encaminada a convencer a los españoles de que lo que va a llevarnos a la reconciliación entre todos los españolas y va a traer la paz a la comunidad catalana, va a ser la medida de gracia del Gobierno de España consistente en indultar a quienes, sin esconderse, decidieron, unilateralmente, enfrentarse a la nación española, incumpliendo la Constitución
No entendemos en qué es en lo que se basa el señor Pedro Sánchez para intentar que nos traguemos que, con el indulto de estos delincuentes catalanes va a conseguir que renuncien a sus aspiraciones políticas. si no es que, un nuevo engaño ya se está gestando en los despachos de Ferraz, mediante el cual parece que se les va a conceder a los catalanes la aprobación de un nuevo estatuto.
A la vista de la actitud y las palabras pronunciadas por los hoy indultados, es imposible también pensar en la más mínima posibilidad de que tengan voluntad o intención de reintegrarse ni personal ni colectivamente en la sociedad española. Sus pronunciamientos a la rebelión constitucional e independencia del Estado son constantes y auguran nuevos episodios de enfrentamientos y desafecciones inevitables.
La política de dispersión penitenciaria, que tanto y tan buen resultado ha dado, se difumina por los compromisos contraídos por el psicópata presidente, traidor a España y a su ciudadanía. Le horroriza perder el colchón de Moncloa sabiendo la que le espera. En la calle hace frío. Y una vez que los etarras ("erratas sociales" para la convivencia) estén en la calle, el siguiente paso será exigir a Sánchez la independencia del País Vasco.
Difícilmente nos hubiéramos podido imaginar hasta dónde ha llegado el despliegue gubernamental, los medios utilizados, el dinero gastado, los engaños, las falsedades, los equilibrios políticos y la desvergüenza de estos señores que nos gobiernan, para conseguir darle la vuelta a una opinión pública generalizada, mayoritaria, convencida, indignada, furiosa y en contra de la concesión de los indultos.
Más de 150.000 personas se manifestaron recientemente en la madrileña plaza de Colón contra los indultos que el Gobierno de Pedro Sánchez proyecta conceder a los golpistas del 1-O. Unos delincuentes que no sólo no se han arrepentido de los graves delitos cometidos, sino que han reiterado su intención de volverlo a hacer.
Existe una tendencia comprensible, dada la natural inclinación a la pereza del ser humano, a hacer coincidir vocablos sólo por mor de cómo suenan, por una cualidad acústica coincidente que poco o nada tiene que ver con lo que expresan como conceptos. Hay muchos ejemplos: ¿Qué tienen que ver “distinto” con “distante”, “resiliencia” con “resistencia”, “plausible” con “posible”?
En tertulia, comentábamos la manipulación subvencionada de una parte de la prensa sobre la manifestación en la Plaza de Colón, contra los indultos del Gobierno a los condenados por el golpe de Estado en Cataluña en otoño de 2017. A la vista, los ltitulares de periódicos.
Cataluña, señores, puede ser, a la vez, el soporte y la penicilina política para que Pedro Sánchez se mantenga durante toda esta legislatura en el poder, llevando a término su política de descomposición de los valores tradicionales de la nación española, su objetivo de darles a los catalanes la independencia, que llevan años solicitando o permitiendo, a este renaciente comunismo importado de Hispano América.
Hace unas semanas nos parecía que el Gobierno estaba moribundo y tenía los días contados. Hoy ya sólo veo ‘difuntos’ en el Gobierno. “No somos nada”, dice la tan manoseada expresión de duelo. La tentación no ha encontrado flaco al Gobierno porque llevaba mucho tiempo ocioso y fondón, remedando las palabras de San Francisco de Sales.
La Iglesia para conceder “indulgencia plenaria” impone tres condiciones: Confesión sacramental, Comunión eucarística y Rezar por las intenciones del Santo Padre.
He de confesar que cuando escribí el primer acto de La Parodia Nacional, mi propósito era concluir no más allá de un tercero en el que pondría punto y final a este género literario que solo pretende hacer una sátira o imitación burlesca de una persona, de un discurso o como es el caso, de todo lo que rodea a la vida política de nuestra querida y maltratada España.
Empiezo a pensar que Sánchez se divierte ofendiendo a la ciudadanía. Observo en él un alto grado de envidia desfasada, chulería atrabiliaria y complejos varios recubiertos por un mecanismo de compensación que oculta su confirmada maldad. Si llega a conceder los indultos habrá cometido una afrenta a los españoles, además de humillar a la ciudadanía catalana que ha vivido reprimida y represaliada todos estos años.
Las taquígrafas que tomaron la sesión de Control al Gobierno número 101, del 26 de mayo, asentaron en el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados las intervenciones del líder de la Oposición y del Presidente del Gobierno, en la primera pregunta del orden del día: “¿Está el Gobierno defendiendo los intereses de nuestro país?”, preguntó Casado-
Arde Cataluña. Dice Sánchez que priorizará “concordia” sobre “venganza” en los previsibles indultos a los golpistas. Es evidente que está enfermo por seguir agarrado al poder, mantener el colchón en Moncloa y seguir contando con la ‘tribu’ de variopintos esperpentos que lo apoyan. Demuestra que es incapaz de reconocer el daño que ha hecho, el atropello a la ciudadanía, los destrozos a la economía, las pedradas al empleo y la inutilidad de su “organización criminal” en la gestión de la pandemia. Nunca el tribunal actuó con venganza y sí con transparencia y dignidad legislativa.
La imaginación intelectual, en soledad reflexiva, camina, tropezando, por la angosta justicia de los inquisidores. El sobresalto y el horror empañan cada vivencia histórica. El concepto LIBERTAD DE PENSAMIENTO, en aquellas épocas y en toda Europa, estaba “regulado” por la TRADICIÓN, la RELIGIÓN y su ESTRUCTURA MEDIATICA.
El informe demoledor del TS deja al Gobierno desnudo de argumentos para avalar la necesidad del indulto de los 12 condenados por la rebelión del 1º de octubre del 2017.
España ha entrado en cuarto menguante. Por un lado observamos como el PSOE del señor Pedro Sánchez continúa en manos del señor Iván Redondo, como si lo que ocurrió en Madrid no hubiera sido una llamada de atención a las manipulaciones de este caballero, indudablemente dedicado exclusivamente a la persona del actual presidente del gobierno.
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