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Opinión
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Libertad para pensar no es libertad para decidir el bien común

El organigrama de la sociedad actual es un conjunto de Estados territorialmente reconocidos y con unos principios de independencia y unidad como naciones
Ángel Alonso Pachón
domingo, 30 de mayo de 2021, 13:37 h (CET)

La imaginación intelectual, en soledad reflexiva, camina, tropezando, por la angosta justicia de los inquisidores.


El sobresalto y el horror empañan cada vivencia histórica.


El concepto LIBERTAD DE PENSAMIENTO, en aquellas épocas y en toda Europa, estaba “regulado” por la TRADICIÓN, la RELIGIÓN y su ESTRUCTURA MEDIATICA.


La JUSTICIA, se impartía según las NORMAS del PODER ECLESIÁSTICO y los ejecutores de dichas normas, los INQUISIDORES, las interpretaban según criterios mezcla de DOGMATISMOS POLÍTICOS – RELIGIOSOS, interesados.


Hoy, el sobresalto y el horror de aquellas vivencias son historia… La EVOLUCIÓN SOCIAL y CULTURAL ha equilibrado conceptos de convivencia…, manteniendo, sin embargo, el criterio de INTERÉS, económico, político, religioso…


La imaginación se pregunta: Si la “sedición catalana” se encontrase, simplemente simulada, en aquella época ¿Qué penas hubiera recibido?... ¿Alguien, si no fuera el REY o el PAPA, se atreverían a indultarla?... Nadie, ni siquiera ellos, porque el principio de DELEGACIÓN era sagrado

Hoy, ese REY sería el PARLAMENTO, limpio de sediciosos… NUNCA, simplemente, EL GOBIERNO.


Quiero recordar, en este breve comentario, a Morris West, y su libro “La última confesión”, relato de la confesión de Filippo Giordano Bruno, llamado el nolano, escrita en su celda en Roma durante el último mes de su vida en el año 1600.


Señalar, primero, que el tema central del libro es el problema de la LIBERTAD DE PENSAMIENTO, fuertemente reprimida por el “poder” eclesiástico o civil, mediante el Santo Oficio y su herramienta, “La Inquisición”.


En el desarrollo del libro encontramos la fuerte tensión existente entre PENSAMIENTO-DOGMA-LIBERTAD, dentro del campo estrictamente de los conceptos religiosos.


La Santa Inquisición era el tribunal juzgador y sentenciador. La dureza y firmeza de sus sentencias de todos son conocidas, pero, el Papa no intervenía, respetando la delegación que el Santo Oficio había entregado a la Santa Inquisición.


Todo un simbolismo para hacernos reflexionar ante la realidad de Cataluña:


Libertad de pensamiento - Libertad de decidir – Iglesia – Estado – Su Santidad el Papa – Santa Inquisición – Poder ejecutivo – Poder Judicial


El organigrama de la sociedad actual es un conjunto de Estados, claramente, territorialmente reconocidos y con unos principios de independencia y unidad como naciones.


Nadie duda en la capacidad de pensar libremente de los ciudadanos, pero, igualmente, todos deben reconocer que la UNIDAD e INDEPENDENCIA de cada Estado es SAGRADA e INDISCUTIBLE.


Nuestra Cataluña “sediciosa”, quiere aferrarse a la “libertad de decidir”, muy diferente de la “libertad de pensar”. Hoy, tenemos el derecho de “pensar libremente”, pero ese derecho no da el poder de decidir la “realidad social de todos”.


Asimismo, como señala Morris West, ya entonces, el Papa (poder ejecutivo) no intervenía en las decisiones de la Inquisición (poder judicial)…


Los tiempos han cambiado, pero todos los grandes pensadores coinciden en que los conceptos de UNIDAD Y LIBERTAD, bases de toda convivencia social, deben ser planteados por los gobernantes y defendidos por los jueces, con total independencia.


El bien común, sólo tiene una lectura, el RESPETO SOCIAL y si éste se pierde la SANCIÓN REPARADORA.


¿Qué sería de un pueblo, multiplicado en “babeles”?... Sencillamente SU PERDICIÓN.

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