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Quedan escasos días para que finalice este año y, con ello, toda una serie de acontecimientos que nos han sucedido a cada uno de nosotros. Para algunos, cosas buenas que desearán que se sigan repitiendo en el que viene, y para otros no tan buenas y rezarán para que todo pueda cambiar e ir a mejor. Todo depende de la valoración que hagamos, de las experiencias vividas y de la actitud con la que nos tomemos todo aquello que nos va pasando.
Los sentimientos que vayamos experimentando fluctuarán según vayan pasando los años, porque es imposible aprobar a la primera, aunque habrá casos, pero no es lo común. Empezaremos con muchas ganas, puesto que al principio no existe desgaste y sí muchas ganas de aprender y avanzar temario, pero, según vaya pasando el tiempo, el agobio y el miedo al fracaso aparecerán.
La noticia de que Meta puede plantear un Instagram de pago en Europa, para eliminar la aparición de anuncios y proteger la privacidad de sus usuarios, no ha pasado desapercibida. Más allá de la rentabilidad y éxito que pudiera tener, contrasta con el proyecto que se viene gestando en la UE desde hace meses. No es otro que el de crear unas redes sociales europeas que cumplan fielmente con la legalidad y refuercen la privacidad de los datos personales.
Soy de la opinión de que los andaluces hemos heredado mucho del sentido filosófico de nuestro antepasado Lucio Anneo Séneca. Acostumbrarnos a emitir sentencias determinantes sin apenas darles importancia. En un espacio televisivo reciente tuve la oportunidad de escuchar a una cantante, muy valorada por mí, una de ellas.
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