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Acariciaba su guitarra con tal delicadeza que los pájaros se acercaban a escucharlo. Pero una noche sin luna descubrió que lo que más amaba en este mundo lo había traicionado. Solo pensaba en la manera de desaparecer de la faz de la tierra. Y ya decidido al viaje sin retorno, con la fe marchita, el cantor apagó su voz.
Este es un cuento sencillo, el cuento que siempre quise contar, que guardaba en un bolsillo del pantalón, que quería transmitir y no podía, porque no había a quien ó no había quien quisiese escucharlo con paciencia. Ahora alguien lo leerá.
La otra noche comencé a leer un libro que pensé era de relatos, estaba en la cama, uno de esos momentos en los que el silencio es tu compañero, empecé su lectura y cuando me di cuenta había terminado en pocas líneas y en mi rostro se mostraba una sonrisa ¡Se trataba de un microrrelato! Y no uno cualquiera, uno ingenioso y divertido.
Microrrelatos: 'Relaciones de dolor y alegría', 'La realidad de la ventana' y 'El libro cansado y viejo'.
'La decisión en venta', 'Dijo lentamente', 'Te has enojado' o 'El rayo se asustó' son algunos de los títulos de los microrrelatos de esta serie.
Es tan fácil...
Con semejante físico, es lógico, se da el gustazo de trompear, de vez en cuando, a escogidos cretinos en tren de patoteros. Ha noqueado, por ejemplo, a energúmenos choferes de colectivos. ¿Por qué limitarse a una discusión estéril, pudiendo escarmentarlos?
Sufrimiento.
El infiel infeliz...
En aquella vivencia extraña, yacía mi cuerpo enfermo y tieso, sobre la cama. Respiraba a medias y tenía taquicardias. En aquella ocasión supe del cielo y del infierno, de los que me hicieran daño, de lo que era y de lo que eran, de que fuera víctima… del engaño.
La bendición está al otro lado de mi cama…
La maldición cayó sobre tu sombra...
Un día cambió tu sonrisa ahora invertida...
Este es un cuento sencillo, el cuento que siempre quise contar, que guardaba en un bolsillo del pantalón, que quería transmitir y no podía, porque no había a quien o no había quien quisiese escucharlo con paciencia. Ahora alguien lo leerá.
El mundo está podrido, mucho vicio, poco aguante, poca bondad cosechada, poca boquita rosada que nada dice más que hola, y yo no sé si soy rosa o amarilla o caprichosa. Y yo no sé si soy diosa o Eugenia u otra cosa. Considero que soy nadie, considero valgo nada. Considero la distancia y no hay luz ni fragancia. No hay nada valioso ni otra cosa.
Comprometo. Las comprometo. Las comprometo ante sus novios y sus maridos. Ante sus hijos y sus padres. Incluso las comprometo ante sus vecinos. Ante sus furtivos amantes las comprometo. Abordándolas en las calles las comprometo. En todo tipo de espacios públicos las comprometo.
Llenaré mis días de felicidad, cuatro habitaciones llenas de armonía, estará muy cerca del mar, bonitas serán las vistas que se ocuparán de mi inquietante soledad, que cubrirán mis años finales, venderé todas mis cosas y me mudaré, mis planes son esos y los realizaré.
Revisa en otras avenidas que yo no seré la segunda. Quiero que ocupe el puesto otra, juro no ponerme celosa cuando me toque verlo. Sí, cuando tengas hijos de ella y la vida vuelva a tener sentido para ti… Volverías a olvidarte de mí y después ya no habrá nada, pues los años van en contra. Tampoco seré la tercera ni tú querrás que lo sea.
- ¡Ríndete!!
- Jamás.
- No tiene sentido, soy el mejor espadachín de Francia.
Desapareceré, podré, ya me saqué el pasaporte, jamás me volverás a ver. Moriré si es preciso, pero no iré por donde me marques el rumbo para burlarte de mí.
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