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Intentemos recuperar el honor y la valentía de un niño, los conflictos se han vuelto reales y los peligros también, lo positivo es que nuestras capacidades crecen con nosotros. Además, ¿qué otra opción tenemos más que afrontar la vida y sus grandes y tristes obstáculos?
Lo esencial es aminorar los frentes y abrir las fronteras. Ahí radica la clave ante cualquier desconcierto humano. Se me ocurre pensar en esos países que están fuera de control, donde a diario se producen violaciones de los derechos humanos, para que ellos no decaigan en sus gritos de libertad y nosotros también prestemos la debida escucha.
Aunque las reservas de viajes para este verano han aumentado, el temor al Covid-19 sigue presente en la población y puede acarrear problemas de salud mental. Incluso han aflorado términos hasta ahora desconocidos para la mayoría como la hafefobia, miedo a tocar o ser tocado por otros. Se debe viajar siguiendo las recomendaciones y pautas sanitarias para no poner en peligro nuestra salud ni la de nuestro alrededor.
La paz es una cualidad difícil de ver y sentir en la actualidad, en un momento en donde gran parte de lo que vemos y escuchamos se relaciona con lo difícil que es morir. Ayer me enteré de que alguien conocido, cercano, había muerto. Uno más a la lista. En esta pandemia hemos visto a la gente morir, ha sido algo más público, aunque bien sabemos que la gente moría antes y morirá después, incluyéndonos. Una realidad que es difícil aceptar.
Hablar en público es el gran reto al que se enfrentan millones de personas en su día a día. Asimismo, es una de las habilidades más demandadas en la actualidad por las empresas, que buscan grandes portavoces que sepan no solo comunicar, sino también transmitir, y, sobre todo, vender.
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