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En su fábula Historia de una ballena blanca, Luis Sepúlveda escribió: “Cuando me desplazo casi a ras de la superficie, uno de mis ojos observa la costa y sus detalles. El otro se llena de horizonte”. En un nuevo libro que aparecerá el próximo mes de mayo trato de mostrar que eso es justo lo contrario de lo que, a mi juicio, viene haciendo la izquierda llamémosle «organizada en partidos» de nuestro tiempo: no contempla el horizonte.
Fue alcalde, fue diputado; se jubiló y solo quiso ser jubilado renunciando a las prebendas de exparlamentario. Como Gerardo Iglesias, exsecretario general del PCE, que volvió a la mina, su oficio, y se retiró por enfermedad.
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