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Estos días en Granada se celebran las fiestas de Corpus, aunque la fiesta litúrgica, como en muchos sitios, se celebra el domingo. Ahí se cierra el ciclo de Pentecostés, efusión del Espíritu Santo, que presenta diferentes perspectivas en los escritos del Nuevo Testamento.
El día de Pentecostés, la Iglesia celebra el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles cuando resucitó: sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Juan 20,22). Lo recibieron en ese momento, pero de algún modo también hubo una venida más “pública” del Espíritu Santo el día de Pentecostés de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.
En la misma se celebra la llegada del Espíritu Santo a los miembros de la Iglesia, refugiados y asustados tras la Ascensión de Jesús de Nazaret. Si indagamos en los catecismos de nuestra infancia podemos conocer bastante mejor al Espíritu Santo.
Ya nos encontremos en fase 1 o en fase 2, la Orden SND/399/2020 indica que se permite la asistencia a los lugares de culto cumpliendo y respetando una serie de condiciones y recomendaciones.
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