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El gato Manuel...
Un día del tiempo, con el ulular del viento, el ambiente sufrió cambios. Primero, no sabía quién era, después dónde estaba , por último no sabía si era ser humano o de nuevo animal. Como todo tiempo cotidiano, todo volvía a cambiar, y no comprendía por qué. Tal vez, añoraba que todo regresará al estado antiguo. Era el destino. Pero. Lo cierto, era cambiante de nuevo.
La llama de Su amor, hoy se pasea en Córdoba, por plazas y callejas; quiere Jesús, mostrar a sus ovejas, su divino Ser ante la asamblea.
Minnie Gregoria tiene once años y en mayo cumple los doce, le falla el hígado y un riñón no le funciona bien, pero la virgen de Fátima y el doctor José Gregorio Hernández Cisneros le darán una mano o un brazo o lo que le haga falta, se salvará, vaciará su riñón y celebraremos un año más el cumpleaños con ella entre nosotras. No es la primera vez que le ayudan a seguir viviendo. Eso está hecho y no hay más que hablar.
Me duele, me duele tanto, es el dolor que me anuncia el fin de esta vida, que fue mía. No sé bien lo que me queda, pero por lo mal que estoy será pronto, se acerca la hora de mi partida y debo hacer las maletas.
Llueve y deja de llover, pasará hasta la medianoche, lloverá y entonces ¿qué?, nada, que llueva, que me quedo dormida viendo las series de acción de televisión, entre las olas tempestuosas de sentirme vieja e indecisa, pero con suerte, también.
La fruta que los siglos han mimado, en tierras de Montilla y de Moriles, se patea desde los años miles bajo los pies de quienes la han cuidado.
Hermanas gemelas, con igual destino, una es la paciencia la otra el desatino.
¿Necesitas en tus manos sostener la llave o la estrella para volver a ser? La tienes. Deja que el bosque se queme y los pensamientos regresen a casa. Las ramas que se quebrantan fácilmente nunca existieron. Siente el olor que perdura en los campos del dolor, ¿lo reconoces?
A veces se me llena la sesera, de dudas que me nublan la razón; me imagino turbado el corazón, y me cuesta llegar a la otra acera.
Gato blanco luz...
En la aurora de tu nombre siembro la flor de la noche y el horizonte crece con sus blancos rayos de ternura.
Ilusionados, saltando, corriendo, gracias a Dios comiendo, esperan un dueño atento los perros de las perreras.
Es sabido desde la Eternidad, que el buen Dios, en Jesús sería encarnado, para quedarse siempre a nuestro lado proyectando su Luz y su Verdad.
Desde abajo, donde se haya puede ver, sentir en ella tantas cosas, desde ahí se siente grande en experiencias, aunque a los ojos de los hombres sea la más pequeña y pobre...
Frágil papel de corto recorrido, condicionado por medias verdades, escuchadas en pueblos y ciudades por alguien que hasta el cielo ha prometido.
Me dejo mis pestañas escribiendo, porque me agrada mucho transmitir; aunque ignoro cuánto podré seguir con este trajinar sin dividendo.
Franco tesoro...
Te quiero mucho...
Por líquido elemento se te cita, por ser fuente de vida se te adora, por aplacar la sed desde la aurora, a dar gracias al Cielo, nos invita.
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