Me duele, me duele tanto, es el dolor que me anuncia el fin de esta vida, que fue mía. No sé bien lo que me queda, pero por lo mal que estoy será pronto, se acerca la hora de mi partida y debo hacer las maletas. Me llevaré los recuerdos, buenos malos, sean ellos, porque el viaje, no cambiará su día para verme sonreír, antes de irme para siempre, en caso de que no haya sido feliz. Es tiempo de hacer balance, es el momento de preparar: "tu defensa". Tiempo de confesión y de aceptación de esta realidad que se acerca y que me llevará por sorpresa sin importarle... mi tristeza o que no haya probado la grandeza "de ser un poco feliz".
Pero al menos llueve y por veces, inesperadamente, sorpresivamente. Tengo un seguro de vida y eso me hace sonreír.
Sólo Dios podrá llevarme.
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