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Al escenario político funesto de hoy se une la existencia de una sociedad profundamente afectada por la delincuencia, que mantiene a las personas encerradas en sus casas presas de un abierto temor. Diariamente se cuentan las víctimas fatales de enfrentamientos, agresiones sexuales, asesinatos, robos y asaltos; por cierto, el Estado no está respondiendo de la manera que se espera para proveer más seguridad a una ciudadanía indefensa.
Cada cierto tiempo sale a la luz la famosa encuesta de satisfacción ciudadana, y año tras año esta encuesta refleja que la seguridad es la primera preocupación de la ciudadanía. Los datos indican que existe un aumento real de la delincuencia: okupaciones en masa, robos en comercios... La percepción ciudadana es que la seguridad es un problema, un gran problema al que no se le presta la atención adecuada.
La seguridad ciudadana es uno de los temas candentes de nuestra política y de nuestra sociedad de hoy. La seguridad ciudadana es un concepto donde entra en juego la objetividad, la realidad, y lo más importante: la percepción ciudadana. La verdad es que la seguridad ciudadana está en horas bajas desde hace tiempo: la delincuencia está instalada en la sociedad española, y quien no lo quiera ver es porque está ciego.
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