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Acostumbrarse de nuevo a la rutina tras la vuelta de vacaciones puede ser una tarea difícil. Tanto que no se escapan ni los perros. Y, de hecho, no lo hacen. Si a la vuelta uno encuentra al perro algo aletargado, sin apetito, triste o irritable, probablemente esté sufriendo el llamado síndrome posvacacional.
Con la llegada de septiembre, mayores y niños se enfrentan al desafío de regresar a la rutina laboral, escolar y familiar después de las vacaciones de verano. Este proceso, que debería ser un regreso natural a las actividades habituales, puede resultar estresante para muchos, dando lugar a lo que se conoce como el síndrome postvacacional.
Con la llegada de septiembre, el retorno a la rutina cobra protagonismo y, en muchos casos, desencadena el conocido como síndrome postvacacional. Según datos proporcionados por Fremap, entre el 30 y el 40% de la población activa se ve afectada por esta transición, marcada por la incertidumbre laboral, la inestabilidad en el mercado y los cambios en las dinámicas de trabajo, incluyendo el teletrabajo.
El mes de agosto llega a su fin y con él terminan las vacaciones para la gran mayoría de los españoles. Poco a poco se vuelve al lugar de residencia y comienza nuevamente la rutina de trabajo, con todo lo que eso implica. Seis de cada diez españoles experimentará síntomas de síndrome postvacacional en las próximas semanas. Pero, ¿qué es realmente el síndrome postvacacional?
El estrés postvacacional consiste en una serie de síntomas que se produce por una dificultad de adaptación al trabajo después de las vacaciones.
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