| ||||||||||||||||||||||
Dada la condición humana, ”silencio y soledad no son palabras del siglo XX. Se adecuan a la Era Victoriana de la puntilla, de los zapatos con botones y las luces de petróleo, más que a nuestra época de la televisión y el video, y personas que hacen footing empalmadas a unos audiófonos. Nos hemos convertido en personas que aborrecen la soledad y nos encontramos mal cuando estamos solos” (Jean Fleming).
El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos de Filipos, les dice: “Porque nosotros somos la circuncisión (verdaderos cristianos), los que en espíritu servimos a Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne” (Filipenses 3: 3).
El Cielo es un concepto presente en varias religiones. Supuestamente está habitado por ángeles, dioses o héroes. Se cree que es un lugar de felicidad eterna. Parece que desde el zoroastrismo llegó al judaísmo y posteriormente al cristianismo. Es una especie de paraíso al lado de Dios. Y es un espacio de gozo y alegría sin fin.
¿Qué elegimos? ¿A Dios Padre todo poderoso que hizo el cielo y la tierra o a unos ídolos que no pueden salvarnos?
Los romanos tenían una multitud de dioses y diosas, encargados cada uno de algún aspecto de la vida diaria y a ellos le dedicaban fiestas, saraos y mojigangas con profusión. Muchos de sus escritores le dedicaron gruesos libros de los que San Agustín se burló a conciencia en su obra La Ciudad de Dios.
|