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Dejar ir, una habilidad poco habitual

Hemos de aceptar que no podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar cómo nos sentimos con el mundo
César Piqueras
martes, 13 de marzo de 2018, 07:02 h (CET)

En muchas ocasiones en la vida las cosas no salen como nosotros queremos. Aparecen a nuestro alrededor unos u otros problemas y nos bloqueamos o respondemos desde un lugar poco saludable. En estas situaciones, tener la capacidad de dejar ir, de dejar pasar todas las sensaciones negativas es fundamental para el cultivo de nuestra actitid.


Hay muchas cosas que no podemos cambiar. No podemos cambiar lo que hacen los demás, ya sean personas allegadas a nosotros o no… No podemos cambiar los desastres naturales que cada día ocurren… Lo único que sí podemos cambiar es nuestra actitud, nuestra forma de responder a las cosas que nos ocurren.

Hemos de aceptar que no podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar cómo nos sentimos con el mundo.

Sin obviar el hecho de que, de una buena parte de lo que nos ocurre somos responsables, también es cierto que la vida nos va a ir trayendo unas y otras experiencias que no serán todas positivas o agradables. Serán situaciones que nos pondrán a prueba, que nos invitarán a disparar esa respuesta emocional e instintiva que todos llevamos dentro, que harán despertar a nuestro ego.


Según se ha demostrado, tan sólo hacen falta unos 20 segundos para que un pensamiento se transforme en sentimiento. Imagina que por uno u otro motivo estás pensando que tu pareja te podría dejar. Una cosa es “pensarlo” y otra más profunda es “sentirlo”. Si lo piensas durante unos 20 segundos, acabarás sientiéndolo. Entonces es muy probable que lo siguiente que te ocurra es que tengas un conflicto con tu pareja. El pensamiento se ha transformado en sentimiento, y un sentimiento negativo siempre provoca conflicto.

Al dejar ir los pensamientos antes de que se transformen en sentimientos, nos evitamos muchos dolores de cabeza, ya que cuando un sentimiento cargado de emociones recorre todo tu cuerpo, es más difícil poder desprenderte de él.

Aun así, también tenemos que aprender a dejar ir los sentimientos, ganándole la batalla a nuestro propio ego u orgullo, tomando contacto de nuevo con nuestra identidad, con nuestro yo más auténtico, con nuestra naturaleza más divina, la que no entiende de individualidades, ni de guerras o luchas de poder.


Como puedes adivinar, dejar ir no es una tarea fácil. Cuando una persona ha sido “secuestrada” por un sentimiento, suelen verse todo tipo de reacciones, algunas de las más agresivas, otras victimistas o culpabilizadoras, pero todas ellas destruyen la vida de una u otra forma.


No obstante, es una tarea que merece la pena llevar a cabo para volver a consquistar nuestra capacidad de ser felices y de tener la mejor predisposición a la vida. Si logramos desprendernos, dejar de resistirnos, dejar ir los sentimientos negativos es más fácil poder mirar a la vida de una forma más saludable.

Una de las cosas que me parecen más importantes para cuidar y mantener nuestra actitud impecable es aprender a aceptar lo que ocurre y pasar página ante muchas de las cosas que normalmente nos atormentan.

Lo cierto es que todos venimos de casa con un temperamento y carácter único, y con algunas cuestiones que nos hacen sentir de determinada manera ante las circunstancias que nos trae la vida. En ocasiones nuestro autoconocimiento y autocontrol emocional no está lo suficientemente desarrollado y nos quedamos impregnados de negatividad ante una mala noticia, un contratiempo o un evento que desencadena en nosotros todo un torrente de emociones negativas que contagian nuestra actitud.


Al igual que es recomendable tener una actitud incansable y proactiva en la mayor parte de las ocasiones, en muchas otras conviene aprender a dejar de resistirnos, de pelear, pasar página o mejor todavía cambiar de libro. Hay muchas cosas en la vida sobre las que no hay que preocuparse o invertir más de un segundo de lo necesario.

Dejar ir no es fácil, requiere todo un esfuerzo consciente por nuestra parte, pues seguramente estemos siendo secuestrados por nuestras carencias emocionales y por sensaciones incómodas que alimentan un sentimiento poco positivo.

Todos tenemos heridas, heridas emocionales que nos duelen cuando son tocadas por un evento determinado. Hay personas que han hecho por sanar sus heridas. Algunas personas han sido conscientes de sus heridas y las han limpiado y curado. Las heridas emocionales son como las heridas en el cuerpo. Si están muy abiertas o mal curadas duelen más cuando se les toca.


Pero el ejercicio de hacerse adultos también es el ejercicio de mirarnos al espejo, de observar todas nuestras heridas y de hacer todo lo posible por curarlas. A través de todos los métodos y profesionales que hay de la salud emocional y mental podemos sanar todas aquellas heridas que nos provocan dolor.


A medida que nos familiarizamos con la técnica de dejar ir nos podemos ir dando cuenta de que casi todos los sentimientos negativos están relacionados con nuestro miedo más básico relacionado con la supervivencia. De alguna forma todos los sentimientos negativos cumplen la función (poco efectiva en estos días) de querer mantenernos con vida.

El miedo, el enfado o el sentimiento de víctima tienen esta función, pero como puedes imaginar no son muy útiles para ti en estos días. La mente es algo preparado para que nos ayude a sobrevivir, y uno de sus mecanismos son las emociones. Sentirlas de forma calmada y sosegada, ayudará a que nos demos cuenta de la poca utilidad que tiene quedarnos bloqueados ante ellas.


Dejar ir implica no apegarse a nada, a ningún sentimiento ni deseo. Los budistas dicen que una de las razones de nuestra infelicidad es el deseo. El deseo bajo mi punto de vista algo más occidental y práctico no es un problema, uno puede desear tantas cosas como le vengan en gana. El problema es cuando esas cosas no se cumplen y te quedas apegado a ellas. Por ejemplo, uno puede estar deseando irse de vacaciones. Pero si a última hora un contratiempo te impide irte de vacaciones como habías pensado, tenemos que aprender a desapegarnos también del deseo. Uno puede desear vivir en una mansión, pero quizás algún día se vea viviendo en un cuarto alquilado. La cuestión es si nos quedamos apegados a nuestros deseos y somos infelices cuando no se cumplen o si somos capaces de dejar ir todo aquello que no ha satisfecho nuestras expectativas.


En el mundo en el que vivimos es bastante difícil no tener expectativas, aunque digan que es la clave de la felicidad. Sin embargo, es más práctico tener todas las expectativas que quieras y poder amoldarte y aceptar la realidad si las cosas no salen como tú querías.

Hay un momento en el que tienes que entregarte a tus emociones, vivirlas y sentirlas para poder diluirlas.

De lo contrario viviremos esclavos de todos aquellos momentos, personas o proyectos en los que no se cumplan nuestras expectativas. Paradójicamente después de una crisis o contratiempo importante encontramos periodos de paz que son momentos de clarividencia y transcendencia importantes para la mayoría de las personas. Quizás a esto se refería San Juan de la Cruz cuando hablaba de “la noche oscura del alma”.


Una de las formas más eficaces de dejar ir que conozco, además de localizar la emoción que subyace, es la respiración. Si, ante una sensación negativa, aprovechas para respirar de forma consciente y pausada durante varios minutos es bien fácil que la sensación se diluya. Muchas personas tratan de poner esta técnica en práctica cuando se sienten secuestrados por una sensación negativa, pero en menos de dos respiraciones ya se encuentran pensando en el “problema” y en las “soluciones” y vuelven a ser víctmas de su ego.


Para dejar ir tienes que aprender a ser uno con la respiración, a fundirte en el hecho de respirar, a dejar atrás tu ego, y por lo tanto cualquier emoción negativa. Entonces, después de dejar ir la emoción negativa, aparecerá en ti una claridad y una tranquilidad que no habías experimentado hasta ahora.


Solo cuando dejas de resistirte, es cuando aparece la magia. Relájate, deja ir ¿A cuántas cosas te estás resistiendo en tu vida

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