En la orilla occidental del río Jordán, no lejos del lugar donde los cristianos creen que Jesús fue bautizado, los expertos han comenzado a limpiar miles de minas de las ruinas de ocho iglesias y tierras aledañas abandonadas hace más de 50 años.
Una vez que se eliminen las minas antitanque y otros explosivos, el complejo donde conviven una iglesia católica romana y siete iglesias ortodoxas orientales, abandonadas después de la guerra de 1967, podrá ser reabierto, ha explicado HALO Trust, la ONG con sede en Escocia que organiza el esfuerzo.
El área minada, en la Cisjordania ocupada por Israel, está a un kilómetro de Qasr al Yahud, un lugar visitado por alrededor de 570.000 peregrinos cristianos el año pasado.
Un equipo de expertos israelíes, palestinos y georgianos, utilizando detectores de minas portátiles y excavadoras mecánicas blindadas, comenzó a limpiar los edificios de la iglesia y los arbustos del desierto circundante poco antes de la Semana Santa cristiana que precede a la Pascua.
Cercas de alambre de púas oxidadas, con letreros que advierten "¡Minas peligrosas!" en hebreo, inglés y árabe, recorren un camino polvoriento que conducen a esta zona de unas 100 hectáreas que, según HALO, contiene alrededor de 2.600 minas y un número desconocido de otras municiones sin estallar.
HALO ha estado recaudando fondos para el proyecto durante varios años con la intención, según ha explicado en un comunicado, de completar los trabajos en el sitio antes de Navidad. "Según los testimonios de antiguos soldados", explica la ONG en su web, "también hay trampas explosivas alrededor de iglesias y monasterios. Esto hace que la limpieza del sitio sea una tarea compleja".
La ONG describe el proyecto como un raro ejemplo de colaboración multirreligiosa en la región, involucrando a Israel y la Autoridad Palestina sobre este área del río que una vez fue una zona de guerra entre Israel y Jordania. Los dos vecinos hicieron las paces en 1994, pero pasaron muchos años antes de que comenzara el desminado.
En 2002, Jordania abrió su sitio, mostrando los restos de las iglesias antiguas y las escrituras de los peregrinos a lo largo de los siglos para reforzar su reclamo. La UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 2015.
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