La reacción del presidente estadounidense de bombardear con apoyo inglés y francés a Siria, en retaliación por el asesinato de que civiles con armas químicas en Siria; conllevaconsecuencias tanto internas, como internacionales. Entre las segundas, sobresalen las siguientes: primero, que el ataque es resultado de la colisión interna de dos posturas encontradas entre los decisión makers de política exterior de los Estados Unidos, respecto a la permanencia o no, en el país árabe, luego del reciente anuncio del presidente D, Trump sobre la evacuación definitiva de sus efectivos en Siria y la reacción de los que adversan hacer ese movimiento, por el vacío de poder que se crearía a favor de Rusia, que gestiona el conflicto bajo la premisa de que se trata de la defensa de un protectorado suyo, de Turquía, cuya única razón existencial pareciera ser la lucha contra los kurdos, de Irán y Hezbollah, que exigen parte del pastel y por la posibilidad de la reaparición del ISIS como ocurrió con Al Qaeda en Irak, luego del retiro norteamericano; todo ello acorralando de paso a su principal aliado en la región : Israel.
Ante la falta hasta la fecha, de una estrategia propia, o multilateral con sus aliados, respecto a qué hacer con Siria; por primera vez se produce un atisbo de abordaje conjunto entre los Estados Unidos, Inglaterra y Francia de la posición de occidente aunque, nuevamente de manera exclusiva, respecto el uso de armas químicas por ese país, mas no para la solución política global de las causas de conflicto, que contraponen las partes y que el uso de las armas no resuelven, como lo son: el status futuro de El Asad, la conformación de un gobierno transicional y la solución de la mayor tragedia humanitaria, luego de la Segunda Guerra Mundial. Vista así las cosas, es evidente que a nivel narrativo, los verdaderos beneficiarios del reciente y esperamos último ataque contra Damasco, son Bashar El Assad y V. Putin, que de verdugos, pasan a víctimas.
Otra particularidad del episodio bélico, es que el mismo fue de naturaleza “quirúrgica”, ello es contra blancos escogidos (edificios, hangares y aviones), donde el riesgo para civiles era nulo y previa advertencia mediática a Rusia, para evitar que sus tropas en la zona fueran afectadas. En otros términos, se trataba más que nada borrar la imagen de un eventual retirada a lo Vietnam, por lo que de producirse, esta se seria con saludo bélico, es decir, no porque los echan, sino porque deciden irse; demostrando musculo militar extensivo a Corea del Norte, Irán y la atribulada Venezuela; países contra los que Washington libra una guerra no declarada. Concluimos considerando el peso del factor externo en la reciente decisión militar contra Siria, justipreciando la no menos deleznable valoración del acto guerrero, como una acción dirigida a demostrarle a Rusia, que Siria no es un oblast o provincia más de su Federación. Pasado revista al componente internacional, es evidente que la influencia de las circunstancias internas en el acontecimiento, no se pueden desvincular del desarrollo de la trama rusa y su papel en la campaña electoral a favor de Trump, en ese sentido, el suceso reciente sin duda le da rédito al presidente estadounidense, si se observa bajo el prisma de que el golpe castrense supondría el fin de la luna de miel con Putin, acto que de paso le permite contrarrestar la idea de que existió algún tipo de pacto con el Kremlin, para ascender al solio presidencial, neutralizando a sus oponentes, que cada vez lo cercan más. Finalmente, como siempre la utilización del manido argumento de la amenaza exterior a la seguridad nacional jugaba también a su favor, pues pone a los partidos políticos y población norteamericana al lado de su mandatario, lo que sin duda le da oxígeno a un jefe de gobierno que marca cifras exiguas de aceptación nacional en su administración.
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