Por Socha (Forma colectiva)
El título no nació como acrónimo ni fue buscado. Es una casualidad, sin pretensiones, que fue cobrando entidad hasta asentarse como enunciado para encabezar la entrega XXXV de las dedicadas a la Operación Chamartín. El objetivo de esta entrega puede que parezca simple, pero, damos fe, aunque no se asiente en la inocencia, no pretende más que tratar de ver (no explicar, ni especular) lo que que se mueve hoy y se prepara para el futuro en torno a un asunto que, tras un recorrido largo, se conoce como Madrid Nuevo Norte.
Pero antes de entrar en el meollo, para evitar equívocos y entender el título, fijemos conceptos. Veamos: “TRINCA” es una forma verbal de un verbo, trincar, que, entre otras, tiene la acepción de “apoderarse de alguien o de algo con dificultad”. “SA” es la abreviatura de Sociedad Anónima, o sociedad mercantil cuyos titulares lo son en virtud de una participación en el capital social a través de títulos o acciones.
Lo anterior sentado, veamos dos hechos puntuales y advirtamos lo que no es más que casualidad. Del primero de los hechos tuvimos conocimiento cuando, próximos al Estadio Santiago Bernabéu, supimos que alguien estaba tratando de hacerse con los derechos de reversión de terrenos afectados por la Operación Chamartín. Ya habíamos advertido que se podría traficar con esos derechos cuando preparábamos nuestra entrega XXVI que titulamos “Una china en el zapato: los reversionistas”. También habíamos constatado tratos y conversaciones entre propietarios de derechos de reversión con vistas a una acción conjunta para reclamar. Pero, aunque existía todo eso, hasta hace unos días no empezaron a sonar las novedades que, a la postre, saldrían a la luz convertidas en noticia como segundo hecho puntual: Los avisos de Últimas Noticias de la Operación Chamartín comunicaban que varios medios de comunicación informaban de una operación que, decían, había logrado adquirir los derechos de reversión de 1,2 millones de metros cuadrados afectados por la Operación Chamartín. Con ello, se sobrepasaba el intento de agrupación de propietarios y aparecía una operación con visos de especulación: Invertir en derechos de reversión, pagando o prometiendo algo a los propietarios actuales, a cambio de participar en la propiedad (parcial o total) para obtener beneficios futuros.
Había que ir a la noticia. Por casualidad (primera),encontramos el trabajo de Ruth Ugalde en El Confidencial con un título llamativo: “Trinitario Casanova irrumpe en operación Chamartín para quedarse los suelos de BBVA”. Para fijar el tema, en la libreta de trabajo, uno de nosotros copió, con mayúsculas, las primeras letras del nombre del empresario que, poética y taurina, citaba Ugalde, “ha vuelto a ponerse el traje de luces para intentar convertirse en el mayor terrateniente de operación Chamartín y arrebatarle este honor a BBVA”. Y ahí se produjo la segunda casualidad: TRINitario CASAnova, abreviado, apareció en la libreta como TRINCASA. Otro de nosotros, esta mañana y también por casualidad (tercera), debía cubrir un acto en el Hotel Palace de Madrid que había anotado como “The fastest route to Dubai and global trade” (La ruta más rápida a Dubai y hacia el comercio mundial); en ese acto se explicaba la situación en los Emiratos Árabes Unidos y la oportunidad, para inversores y empresas españolas, de actuar allí. Otra casualidad más (cuarta), entre los asistentes había un bróker, asesor de empresas e inversores, conocedor privilegiado de la historia de Trinitario Casanova y del devenir empresarial del Grupo Baraka que preside. Tras los comentarios, apareció una opinión negativa e innecesaria que no transcribimos; y lo que, a juicio del bróker, podría ser la triquiñuela comercial que en el mundo de los negocios se conoce como “pase”, en este caso cesión de derechos de reversión dispuestos para sucesivos pases.
Siguiendo con la noticia, convenía ponerse en contacto con propietarios de derechos de reversión para verificar si el Grupo Baraka o Trinitario Casanova se habían dirigido a ellos. Estas fueron sus respuestas: “A mí no me han ofrecido nada”, “Nadie ha contactado conmigo”, “Conozco a reversionistas, y os aseguro que no hay ningún papel firmado cediendo derechos”, “He oído que hablaban de 300 euros por metro cuadrado, pero con una señal de 1 euro y una promesa de pago de 299 euros cuando se aclare el embrollo y se cobre. Así es difícil que nadie ceda nada”.
Con las impresiones del pasado contrastadas en fuentes actuales, había que constatar la noticia y ver qué medios la habían dado. Como es habitual en todo lo que se mueve alrededor de la Operación Chamartín, la novedad había corrido rápida. Las horas de publicación no servían para averiguar los orígenes y determinar la filtración. Valía más releer el análisis de medios que tenemos sobre este asunto, repasar lo publicado por cada uno, fijar las filtraciones descubiertas, recordar a quienes tienen interés en crear y dar noticias y, en función de ello, ver posibilidades. Así aparecen dos, sólo dos posibilidades: Información dada por el Grupo Baraka para publicitar su oferta y llegar a posibles oferentes. O filtración de interesados con fines lucrativos, usando a Baraka ó no.
Se puede abundar en las filtraciones comprobadas, recordar algunas reuniones de Asociaciones de Vecinos disgustados, hacer lo propio con las informaciones que facilitan el Ayuntamiento de Madrid y DCN a los colectivos que se dirige el primero y a los medios que elige el segundo, y hasta evocar escenas pasadas: El estupor de alguien, al ser sorprendido en conversación con alguno de los que se hacen eco de la noticia. La versión sesgada de un concejal ocultando información a quienes le preguntan. Las huidas de los empecinados en mantener opacidad. O el café en vaso de plástico con Antonio Béjar (y su compañía) en un Salón de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Sin embargo, queda algo por hacer: Calcular el beneficio que producen informaciones como la que ha aparecido. Desvelar la identidad y motivos de los beneficiados por ello. Y descubrir estrategias de afectados, conocidos unos (Ayuntamiento de Madrid, Ministerio de Fomento, DCN,...); y ocultos otros.
Pero, estando la Operación Chamartín como está (en ebullición silente), por el momento, parece mejor ver los hechos y casualidades que hay en torno a Trinitario Casanova, repasar el concepto “apoderarse de algo con dificultad”, y conformarse con el título: TRINCASA.
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