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Shakespeare… O Marlowe

Icono de Inglaterra, icono de la cultura, icono de una época, icono de la literatura universal… ¿De verdad?
Marcos Carrascal Castillo
viernes, 1 de junio de 2018, 06:57 h (CET)

Todos mis lectores saben que gusto de polemizar, de plantear debates a diestro y siniestro. Hoy no es una excepción. No obstante, hoy vamos a debatir y a cuestionar la base de la vida cultural universal y la columna vertebral de la literatura inglesa: William Shakespeare.


¿Fue realmente William Shakespeare el autor de obras tan inolvidables y trascendentales como Romeo y Julieta, Otelo, Macbeth, El mercader de Venecia…? Cientos de expertos se atreven a desafiar los axiomas que coronan al de Standford como el más grande dramaturgo de toda la época moderna —con permiso de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Molière, ejem— y uno de los más importantes de todos los tiempos. ¿Cuáles son los argumentos con los que osan destronar al bardo inglés de su trono?


Hay varios autores que plantean que Shakespeare no fue sino el pseudónimo de Edward de Vere —XVII Conde de Oxford—, John Florio, Emilia Bassano Lanier, Francis Bacon o la mismísima reina Isabel de Inglaterra. Empero, la mayoría de los artículos a los que he tenido acceso proponen a Cristopher Marlowe como el Shakespeare real.

Vamos a comenzar con una breve reseña histórica de los años en los que vivieron Shakespeare y Marlowe: La reina Isabel, protestante, asciende al trono y se convierte en una feroz e incansable perseguidora del catolicismo. Dichas persecuciones sacian la paciencia del papa, que excomulgará a la monarca inglesa, declarándola proscrita y premiándose la desobediencia de sus súbditos. Se cierne la amenaza sobre la reina, que teme una invasión tanto de los países católicos como conspiraciones por los oligarcas católicos ingleses. Así las cosas, resuelve crear el primer cuerpo de espionaje profesional de la Historia, como tan bien nos describe Ken Follet en Una columna de fuego. Estos espías habrían de internarse en las entrañas de la Europa católica para frenar cualquier amago de destronamiento. Con esta situación diplomática y religiosa en la que se encuentra Inglaterra, se percibe un creciente aislamiento de lo que respecta al continente europeo.

  1. Shakespeare nació el mismo año que Marlowe, en 1564. Asimismo, solo a partir de la trágica muerte de Marlowe, que era claramente el centro de toda la vida cultural londinense, Shakespeare comienza a obtener éxito con sus obras. Ayuda a esta teoría que no se conozca obra alguna de Shakespeare previa al presunto asesinato de Marlowe.

¿Por qué habríamos de dudar de la muerte de Marlowe? Marlowe, amén de su faceta dramaturga, se sabe que fue miembro del entramado de los Servicios Secretos de la reina Isabel. Marlowe, que fue universitario en Cambridge, conoció allí a célebres e influyentes personas que lo introducirían en los mentideros de la Corte. Como espía, viajó por la Francia católica en busca de confabulaciones que trataran de terminar con el reinado de la soberana inglesa. Durante su etapa en Francia, planeó sobre él la sospecha de que en realidad fuera agente doble: asalariado del papa de Roma; y su caso fue discutido en el Consejo de la Reina, máximo órgano consultivo. Merced a sus mecenas e influyentes conocidos, logra aplacar los recelos de la reina. Empero, a su vuelta a una Inglaterra cuya cabeza religiosa es la reina, comienza a propugnar principios heréticos, castigados muy duramente por las leyes de la isla, vinculándose a la Escuela de la Noche, una agrupación secreta de poderosos personajes de carácter subversivo, que fue descubierta poco antes de la muerte de Marlowe.


Tras varias torturas, sus compañeros acusan a Marlowe de ser autor de textos blasfemos y contrarios a la autoridad de la reina, penas condenadas con la muerte. No sería de extrañar que, en virtud de los contactos hechos en Francia y los que años atrás le permitieran salir airoso de la imputación de ser agente doble, fingiera su propia muerte y huyera a Europa; primero a Francia para recalar luego en Italia o en España. El informe del juez pesquisidor sobre el asesinato de Marlowe despierta más incógnitas: los testigos del asesinato afirman no conocer a Marlowe y su asesino es, de pronto, aceptado por uno de los más estrechos amigos y mecenas de Marlowe. Además, el texto del pesquisidor presenta incoherencias. Finalmente, como colofón a esta historia, el cadáver de un sacerdote católico martirizado por las persecuciones poco antes de la presunta muerte de Marlowe desaparece, pudiéndose adoptar como el cadáver de Marlowe.

  1. Como decíamos, Shakespeare irrumpe de forma radical luego de la muerte de Marlowe. Unos meses atrás, circula un poema bautizado como VenusyAdonis, cuya autoría es anónima; pero prolonga la última tendencia mitológica de Marlowe, que meses atrás había publicado poemas como Hero y Leandro o El pastor apasionado. Después del fallecimiento de Marlowe, Venus y Adonis es firmado por William Shakespeare. ¿Por qué ese cambio? Y, sobre todo: ¿por qué a partir de ese momento, Shakespeare empieza a publicar cientos de obras tan populares, como si las hubiera estado guardando durante la vida de su rival?
  2. Marlowe popularizó la métrica del verso blanco en la escena inglesa: pentámetro yámbico sin rima, con cinco pies por verso; por ejemplo: To be or not to be/that is/the quiestion. La obra shakesperiana se estriba en esta métrica.
  3. No hay manuscritos o textos hechos a mano de Shakespeare; algo poco común en escritores. Y menos común en dramaturgos, autores de numerosas obras, debido a la breve estabilidad que les ofrecía la cartelera. En cambio, hay seis firmas distintas y de trazo poco firme de Shakespeare. Este descubrimiento lleva a profundizar aún más en la duda: ¿el Shakespeare de Standford tuvo algo que ver, aunque fuera de soslayo, con el teatro?
  4. En los carteles de la compañía que representaban las obras de Shakespeare no se lee el nombre de Shakespeare en ningún momento.
  5. Es importante enmarcar esta situación en la inexistencia del Derecho de Autor por aquellos entonces. Por ello, se puede comprender la aparente poca intención de Marlowe de fundirse en sus obras e inmortalizar su nombre.
  6. No hay cartas que mencionen al Shakespeare escritor durante el transcurso de su dilatada trayectoria.
  7. Shakespeare no fue a la universidad. Así pues, ¿cómo pudo tener tantos conocimientos humanísticos, como los que demuestran sus obras de teatro y sus poemas mitológicos? Además, sus estudios le proveían de conocimientos en latín y griego; pero no en francés e italiano. Sin embargo, estos dos últimos idiomas aparecen con mayúscula soltura en sus obras. Por su parte, como hemos enunciado antes, Marlowe fue universitario por la prestigiosa universidad de Cambridge y estuvo en contacto con Francia e Italia.
  8. En el testamento y última voluntad de Shakespeare, conservado hoy en día, enumera sus pertenencias y posesiones. En cambio, no menciona nada relevante que lo diferencie de un enriquecido comerciante de un enriquecido escritor. Ni una palabra a sus obras, papeles, libros, plumas… Ni ninguna referencia literaria o artística.
  9. En la primera colección de obras teatrales de Shakespeare, una vez éste está muerto, se agrega una elegía de Ben Jonhson datada tardíamente respecto de la muerte de Shakespeare. Para sorpresa de los lectores, en ningún momento de la elegía se nombra a Shakespeare. Tras esta obra, Shakespeare empieza a ser considerado el gran literato. Prueba de ello es que se cambiará el busto que guarda la sepultura del bardo, adaptándolo a su nueva faceta de icono cultural y literario: aparecen una pluma y un pergamino.
  10. Shakespeare nunca salió de Inglaterra. En cambio, muchas de sus obras están ambientadas en la Italia católica —posible destino de Marlowe—, como Romeo y Julieta, Otelo, El mercader de Venecia, Los dos hidalgos de Verona, Mucho ruido y pocas nueces… Es sorprendente esta fascinación por Italia si nunca la pisó. Y más sorprendente es el lujo de detalles al que somete sus historias, con gran realismo en sus usos y costumbres.
  11. Shakespeare no solo fue dramaturgo; sino también aclamado poeta. Una de sus formas poéticas más empleadas fue el soneto. Aunque el soneto es una forma lírica italiana, ya se había asentado en la Inglaterra del siglo XVI, por lo que no es ninguna prueba irrefutable sobre la autoría de Marlowe. Lo que sí convierte a Marlowe en posible de autor de sus poemas es que el tema recurrente de los sonetos no es otro que el exilio. ¿Cómo un hombre acaudalado, que nunca ha salido de Inglaterra y ajeno a las intrigas políticas y cortesanas tenga una sensibilidad tan sobresaliente por el ostracismo; por el extrañamiento de la patria…? Un muy buen ejemplo que recomiendo a mis lectores para dar autoridad a este argumento es leer el Soneto XXIX o el LXXI.
  12. Los lectores más escépticos advertirán que es muy difícil el flujo de obras en la Inglaterra del siglo XVI que, como decíamos, estaba cada vez más distante de la católica Europa. Sin embargo, el mecenas de Marlowe, Thomas Walsingham, se pudo haber prestado, copiándolas y entregándoselas al agente teatral William Shakespeare. Según este acuerdo, Shakespeare las firmaría y las pondría en escena.
  13. Tras tantos años de estancia en Italia, muchos se preguntarán si no hay rastros que atestigüen que Marlowe estuvo allí. En el siglo XIX, en Padua, un diplomático inglés halló unas cartas firmadas por un tal Marlowe en la que habla de un tal Shakespeare, fechadas pocos años después de la muerte del segundo. Se tiene constancia de este descubrimiento que, por desgracia, ahora mismo no se tiene controlado. Asimismo, sabiendo que el único retrato de Marlowe y el informe del juez pesquisidor que relató su presunta muerte se encontraron durante la segunda mitad del siglo pasado, es muy posible que, abierta esta veda, puedan aparecer más descubrimientos que corroboren estas teorías… o no.

Es posible que no sepamos si es verdad o no todo este argumentario. No obstante, como idea final, quisiera trasladar que estos estudios son muy importantes: conociendo la mente de aquel artista que parió una obra, el lector puede degustarla más. Aun así, nadie podrá emborronar nunca la profundidad y belleza que presentan las obras shakesperianas. Pero no puedo evitar aconsejar que buceemos en Marlowe, y os invito a leer obras suyas, como El doctor Fausto o Matanza en París, para descubrir o desempolvar a este genio a la altura de los más grandes.

PD: Esta ristra de argumentos han sido sacados de diversos autores, así como de documentales de fácil acceso, cuyos links agrego:


https://www.youtube.com/watch?v=5EjYNyvI7BI

http://blognosololiteratura.blogspot.com/2012/11/el-enigma-de-shakespeare.html

https://www.microfilosofia.com/2017/02/el-enigma-de-shakespeare-jmm.html

http://www.abc.es/cultura/abci-william-shakespeare-pais-caza-enigma-201601042135_noticia.html

https://www.antrophistoria.com/2016/01/el-enigma-de-william-shakespeare.html

http://www.elmundo.es/cultura/2016/10/24/580e2a05268e3ea3118b4707.html

https://www.doubtaboutwill.org/

https://web.archive.org/web/20041009183120/http://www2.prestel.co.uk/rey/pc_cert.htm

http://www.bbc.com/mundo/noticias-37754345

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