El ahorro de cara la jubilación debe ser prioritario para los autónomos, ya que la prestación que reciben una vez que se jubilan es inferior a la media de aquellos profesionales que trabajan por cuenta ajena.
Muchos autónomos prefieren cotizar lo mínimo para pagar menos impuestos, pero, cuando se jubilan, reciben una pensión inferior -en torno a 400 euros menos que un trabajador por cuenta ajena-. Por otro lado, el problema de la sostenibilidad de las pensiones en España pone en entredicho que, al jubilarse, un autónomo vaya a poder mantener el mismo nivel de vida que durante su periodo en activo.
Por lo tanto, de cara a preparar el final de la vida laboral, los autónomos deben tener en cuenta alternativas para compensar su jubilación pública. En este sentido, los fondos de inversión son la opción complementaria más atractiva, gracias a cuatro cualidades sin parangón: su fiscalidad, seguridad, liquidez y diversificación.
Por el lado de la fiscalidad, los fondos de inversión no tributan hasta su reembolso, además, se pueden traspasar los saldos a otros fondos y se pueden compensar las ganancias con las pérdidas de los últimos cuatro años (es posible con un máximo del 15% de la base imponible del ahorro en la declaración de la renta).
Los fondos son vehículos seguros ya que están auditados, supervisados y sujetos a la regulación europea UCITS IV, contando con la ventaja añadida del reparto de papeles entre la gestora, que se encarga de invertir el capital de los partícipes, y la entidad depositaria, encargada de custodiar y vigilar los activos integrados dentro del patrimonio del fondo de inversión.
En cuanto a la liquidez, hay que destacar que la mayor parte de los fondos armonizados españoles permiten reembolsar la participación del inversor en un tiempo muy reducido, que no suele superar los 2 días.
Además, la amplia oferta existente facilita enormemente a los ahorradores e inversores la tarea de encontrar un fondo adecuado a su perfil y objetivos.
Al invertir en un fondo tenemos la garantía de que nuestras aportaciones son personales, lo que suponen una individualización del activo, es decir, si el fondo se revaloriza, pertenece al partícipe en su importe completo. En cambio, el sistema de aportación a la Seguridad Social no es de capitalización individualizada, y las reglas que determinan los importes a percibir por la prestación de jubilación en el futuro dependen de los años de cotización, del dinero aportado y pueden variar si la normativa cambia. Para seleccionar el fondo que mejor encaja en los objetivos individuales, es importante tener en cuenta las comisiones soportadas, éstas deben ser ajustadas al nivel de riesgo y al valor añadido aportado por la gestión. Este es un aspecto que se descuida habitualmente a la hora de seleccionar un producto de inversión, pero que tiene un impacto importante en la rentabilidad a largo plazo, como en el caso de la jubilación. En este sentido, la tecnología está abaratando los costes de muchos fondos, permitiendo simplificar al máximo los gastos de contratación y haciendo posible que el cliente acceda a la información actualizada de sus posiciones en cualquier momento. De esta forma, es el servicio el que se adapta al cliente y no al contrario, lo que es especialmente valorado por los profesionales autónomos con horarios muy ajustados, que no pueden permitirse perder el tiempo acudiendo a una oficina en horario comercial.
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