En un contexto bursátil marcado por la volatilidad y la incertidumbre, cada vez más inversores se enfrentan a un nuevo enemigo psicológico: el FOMO financiero (Fear of Missing Out, o miedo a quedarse fuera). Este fenómeno, asociado tradicionalmente al consumo o a las redes sociales, ha encontrado también su espacio en los mercados financieros, donde el miedo a perder oportunidades puede llevar a decisiones precipitadas.
Tras una fase de subidas en los mercados, las recientes oscilaciones han intensificado la sensación de inseguridad entre los inversores. En este entorno cambiante, muchos se ven tentados a tomar decisiones impulsivas por miedo a “perder el tren”, incluso cuando las condiciones del mercado son poco favorables y los riesgos, elevados.
Con el objetivo de analizar cómo afecta este fenómeno a los inversores españoles, DEGIRO —uno de los principales brókeres online de Europa— ha realizado una encuesta para conocer en profundidad sus emociones, comportamientos y estrategias ante el FOMO financiero.
Según los resultados del estudio, el 83% de los inversores españoles ha experimentado FOMO financiero alguna vez, y un 39% de ellos lo ha sentido en varias ocasiones. Este sentimiento puede traducirse en comportamientos como vender activos por miedo a nuevas caídas o invertir en productos arriesgados sin haber realizado un análisis previo.
No obstante, el estudio también revela una faceta más racional. Un 35% de los encuestados afirma que intenta ignorar la incertidumbre del mercado y mantenerse fiel a su plan de inversión, mientras que el 71% prefiere informarse antes de tomar decisiones, mostrando un enfoque más reflexivo y estratégico. 
Influencias cercanas: cómo amigos y familiares despiertan el FOMO financiero
El miedo a quedarse fuera no siempre nace de los movimientos del mercado; a veces, basta con escuchar una historia de éxito de un amigo o familiar para sentir la tentación de invertir. Aún así, ese impulso no siempre se traduce en acción: según el estudio de DEGIRO, solo un 11% de los inversores españoles consideraría seriamente replicar una inversión recomendada por su círculo cercano, y apenas un 1% lo haría con total seguridad. 
La mayoría prefiere actuar con cautela: el 48% afirma que analiza cada oportunidad por su cuenta, sin dejarse llevar por los éxitos ajenos. Sin embargo, las recomendaciones siguen siendo relevantes: el 78% ha invertido o al menos ha considerado invertir tras una sugerencia de alguien de confianza.
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