Seguramente vivamos en un mundo en el cotidianeidad palidece los debates de profunda relevancia que sólo en los foros más elitistas o espacios de conocimiento más inaccesibles hoy se producen .Debates y propuestas que reflexionan sobre conceptos tales como la revolución robótica que acabará con el modelo laboral tradicional , la inteligencia artificial o el del Homo Deus o lo que es lo mismo esa evolución del hombre que a golpe de tecnología e innovación nos aproxima cada vez más a la derrota de la muerte a través del desarrollo de un transhumanismo que cambiará todo.Si bien,estará por ver si el acceso a esas nuevas fuentes de la juventud se ha democratizado o sólo estará al alcance de unos pocos que a golpe de dólar podrán alargar el paso por este mundo llamado tierra. Y todo ello en un mar de implicaciones sobre la sostenibilidad de un planeta ya insostenible que con la llegada de esa nueva especie sería de compleja ecuación. Debates en definitiva a los que la ciudadanía común no accede,o por falta de información o por desidia ,aunque tal eso de la cuarta revolución sea una problemática alejada del pago se la luz y el agua o la cesta de la compra a la que de enfrenta hoy una sociedad cada vez más dividida en estratos. Esos formados por el conocimiento y el desconocimiento que vienen a sumarse a una nueva disgregación social añadida a la de las clases altas medias y bajas. Preocupante es hoy un mundo en el que los grandes debates que decidirán el futuro se llevan a cabo por una élite menor en donde el concepto de la socialización de los avances está por ver y en el que la democratización de la innovación podría ser una quimera, al menos para las próximas generaciones,no por menos esto va de capitalismo y de oferta y demanda.
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