El pasado lunes 17 del presente mes la poetisa y periodista castellano-manchega Antonia Cortés presentó su último poemario, “En un instante”, en la Biblioteca Histórica de la Complutense arropada por un nutrido auditorio presto a escuchar algunas de las piezas del aludido libro publicado por Huerga y Fierro. En la mesa de presentación estuvo acompañada por una de sus editores, Charo Fierro, por la vicerrectora de Relaciones Internacionales de la UCM, Isabel Durán Giménez-Rico, y por el célebre y polifacético artista Patxi Andión.
Rompería el hielo la editora refiriéndose al modo discreto con el que Antonia Cortés se allegó a su editorial en pos de que considerasen la publicación del que de momento era meramente un manuscrito. Parece ser que tenían otros proyectos en marcha los cuales demoraron el momento en que “En un instante” habría de ver la luz, circunstancia ante la que la poeta se reveló paciente, arropada por la evidencia de que la moratoria no habría de menoscabar el fondo lírico apresado en aquellos folios. Curiosamente, en sintonía con dicha prórroga, el día de autos aquí glosado Patxi Andión también se demoró (inferimos que por obra de los rigores del tráfico matritense prenavideño), circunstancia ante la que nuestra poetisa siguió mostrándose tranquila, disfrutando de tan acogedor instante.
También contó, entre otras, la editora, una curiosa anécdota: les habían robado ese mismo día. Habían entrado en su local y únicamente les distrajeron sendos móviles y ningún libro, hecho ante el que la veterana y libresca empresaria no pudo menos que esgrimir el manido pero oportuno: “¿Malos tiempos para la lírica?”.
Tras sus palabras de bienvenida y aclarado de semblanzas y turnos de intervención tuvo a bien intervenir Isabel Durán, quien pronunció un fascinador discurso por entre cuyas estructuras lingüísticas discurría un fluyente y hondo lirismo en consonancia con el momento. Comenzó hablando así: “Veo este libro como un viaje por los vericuetos más íntimos de la poeta. Un viaje en el que en un instante puede cambiar todo o no cambiar nada”. Y continuó hablando de la ingente mostración de estados del alma nítidamente plasmados en la obra objeto de su atención; también de cómo “aprende a romper sus dudas” o de cómo “muerte y vida nueva se abrazan en este tránsito que abarca un instante, pero también toda nuestra existencia”. Tras desarrollar un análisis profundo y sugestivo; riguroso y concienzudo, dechado de eufonía, tomó la palabra la protagonista del evento, que, presa de una indisimulada emoción, realizó una retrospectiva del trayecto seguido hasta llegar a la presentación de la que aquí nos ocupamos. Y en esas llegó Patxi Andión, prologuista a la sazón del libro, que apuntó su ausencia de dudas cuando la autora le pidió prologar su poemario aun sin leerlo toda vez que de antemano creía en la poeta. Y tras aportar algunas consideraciones sobre la obra, pasó a leer su prólogo, una magnífica pieza que cuenta con pasajes como: “Antonia Cortés escribe para expandir el horizonte, no hacia el más allá, sino en sentido inverso, para ella”. Asimismo, el citado prólogo nos pone en la pista de una percepción desgarrada de los poemas de Antonia Cortés, si bien dando cabida a un dejo de esperanza, no en vano se abrirían por entre los versos y estrofas ciertos esperanzados ventanales de fugaz resplandor: “Los versos que se han escrito no ven las cosas juntas, sino unas al lado de las otras, y, mientras, abrigan la esperanza del que sabe que nada logra irse para siempre”.
Tras la lectura de su prólogo por Andión, se recitaron varios de los poemas de “En un instante” que nos pusieron en la pista de una poesía sencilla, de una límpida emotividad desazonada y reivindicadora de edificantes horizontes al tiempo; de una suave y punzante melancolía que lejos de atrincherarse en terraplenes de irremediabilidad echan el vuelo hacia horizontes de jubiloso anhelo.
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