“Durante años hemos creído que hablar de género era hablar de mujer, y que transversalizar el enfoque de género en los proyectos, establecer cuotas de participación femenina, o realizar formaciones de género eran la fórmula para lograr la equidad de género tan necesaria para afrontar cualquier reto global, entre ellos el hambre. Ahora sabemos que para lograr cambios estructurales, tan o más importante, es profundizar y entender cómo se construyen en los roles de género masculinos: necesitamos, y mucho, a los hombres, para lograr la equidad”, explica Natalia Anguera, delegada de Acción contra el Hambre en Barcelona y miembro del grupo internacional de género de la organización.
El rol masculino, explicado por hombres y mujeres Acción contra el Hambre ha realizado en Gaza y Cisjordania un estudio para entender, a través de la experiencia de los hombres, las narrativas sobre masculinidades en la zona, cómo afectan al poder de la mujer y cómo pueden integrarse este enfoque para lograr una mayor eficiencia en nuestros programas de medios de vida y seguridad alimentaria en la zona.
A través de focus group y entrevistas con 74 personas (el 53% hombres) se establecieron los principales patrones de masculinidad existentes en la Franja (los resultados de Cisjordania están siendo analizados en este momento): el hombre independiente y encargado de las decisiones familiares, el hombre protector y el hombre proveedor. “Aunque no existe una, sino varias masculinidades hay siempre una masculinidad hegemónica y esta es precisamente la que está en crisis en Gaza como producto de la enorme depresión económica y los niveles disparado de desempleo producto de una década de bloqueo”, explica Anguera. Esto rompe de alguna forma las masculinidades establecidas y tiene consecuencias como la desestabilidad emocional entre los hombres y el aumento de la violencia contra la mujer, fenómenos que también se observan en campos de refugiados en crisis prolongadas. En un territorio con un 80% de paro entre los jóvenes, las nuevas generaciones son incluso más reacias a la equidad entre hombres y mujeres desde el momento en que se ven incapaces de proveer el pan, permitirse el matrimonio o mantener financieramente a la familia, pasajes “obligados” para la comunidad en Gaza.
Promover nuevas masculinidades Las conclusiones del estudio no dejan lugar a dudas: para lograr una verdadera equidad hay que trabajar con los hombres, escucharles y ofrecerles espacios donde pudan recibir el apoyo emocional necesario para superar los roles de género establecidos. “Dignificar y reconocer, por ejemplo, el trabajo doméstico como un aportación decisiva a la familia en contextos con altos niveles de desempleo, abrir la posibilidad de los que roles de hombre y mujer se diluyan entre el trabajo doméstico y la obtención de un salario o emprendimiento y trabajar con mensajes cultural y religiosamente apropiados para trabajar las nuevas masculinidades en la escuela y desde la infancia son algunas de las medidas que Acción contra el Hambre ya está integrando en sus proyectos”.
|