Poca gente conoce la importancia que tienen las escobillas limpiaparabrisas en los vehículos. Su función es muy clara: retirar la lluvia y el polvo del camino para mejorar la visibilidad del conductor mediante un movimiento oscilante de derecha a izquierda. Mecánicos, especialistas y expertos del motor coinciden en que este elemento es indispensable en todo medio de transporte que lo requiera (coches, autobuses, camiones...).
Se trata de uno de los componentes de seguridad más imprescindibles en los automóviles, ya que mejoran la visión al volante cuando la situación climatológica es adversa. Por ello, es muy importante que el conductor conozca en todo momento el estado de sus limpiaparabrisas. Con el paso del tiempo, el roce contra el parabrisas o incluso el clima, tanto las gomas de las escobillas como los puntos de anclaje pueden deteriorarse. Cabe destacar que la vida útil de estos elementos es de unos dos años, por lo que, pasado este tiempo, el conductor debe revisarlos y estimar en qué estado se encuentran y si deben reemplazarse.
Tipos de escobillas Actualmente, existen dos tipos de limpiaparabrisas en el mercado:
- Los limpiaparabrisas tradicionales, que constan de una única pieza de metal con una escobilla de goma fija. Por tanto, en caso de tener que reemplazarlos, es necesario cambiar todo el elemento.
- Los limpiaparabrisas de nueva generación, que se diferencian de los tradicionales en que toda la pieza está hecha de caucho flexible y son más económicos. Sin embargo, suelen durar algo menos que los tradicionales, ya que la pieza de goma no está protegida y se ve más afectada por la climatología. En función del modelo del vehículo, se pueden colocar escobillas tradicionales o escobillas planas. Las escobillas planas son una tecnología desarrollada recientemente que permite una limpieza de calidad, independientemente de la velocidad del vehículo, gracias a su spoiler integrado.
Por último, es importante que el dueño del automóvil realice correctamente las tareas de mantenimiento que, principalmente, consisten en asegurarse de que haya suficiente cantidad de líquido limpiador. En este aspecto, existen también dos opciones: productos concentrados para su posterior disolución (deben tenerse muy en cuenta las proporciones indicadas) o mezclas ya listas para su utilización directa.
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